Verde es Vida nº 83

TÉCNICAS 54 verde es vida Podas severas: cortando por lo sano Las podas severas que se practican a los árboles con motosierra, una imagen demasiado frecuente en nuestros pueblos y ciudades, es un asunto cada vez más controvertido, en el que confluyen costumbres muy arraigadas sobre el manejo de estas leñosas, creencias populares, falta de planificación a la hora de plantar, razones estéticas y también la más pura necesidad. ¿Son necesarias este tipo de podas? ¿Qué beneficio aportan? ¿Qué problemas causan a los árboles? FOTOS: ISTOCK Lo primero que hay que aclarar es que, en principio, los árboles no necesitan ser podados. La poda es un conjunto de técnicas que realiza- mos para conseguir un objetivo para nosotros, ya sea estético o funcional: contener su crecimiento, evitar accidentes futuros, obtener mejores frutos, floraciones, etcétera. Sin embargo, basta visitar un arborétum o, sin ir más lejos, observar el arbolado de las ciu- dades donde se les deja espacio para desarrollar la copa, para comprobar que su silueta natural no solo es magnífica sino que además se ven mucho más saludables. Consecuencias negativas para el árbol Existe la creencia popu- lar de que los árboles necesitan podas severas para ganar fuerza. Esto es erróneo. Una poda severa —desmochado, terciado, corte de gran- des ramas— no solo no los fortalece sino que los debilita. • Por un lado, se produ- cen grandes heridas por las que puede sangrar (perder savia). Además, cuanto más grande es el corte más tarda en cerrarse, lo que favorece la entrada de enfer- medades que pueden acarrear la desaparición del interior del tronco. • Las grandes ramas que se lleva la poda atesoran reservas que se pierden. • Las plantas en general precisan que haya un equilibrio entre el siste- ma radicular y la super- ficie foliar. Reduciendo mucho esta última se genera una descompen- sación que se traducirá en daños en las raíces. • Una poda drástica provocará con seguridad el brote de numerosos chupones que exigirán trabajos de poda poste- riores. Esa cantidad de chupones muy vigoro- sos y de varios metros de longitud que pueden aparecer no son sinó- nimo de fortaleza. Si no se hubiera podado ese plátano, por ejemplo, dispondría de una gran copa con cientos de ramas con sus yemas listas para brotar en pri- mavera, y el crecimiento anual se distribuiría entre ese gran número de ramas. Si se deja el tronco como un muñón, todo ese vigor acumu- lado se concentrará en generar unas decenas de ramas en el intento de sobreponerse a  Un árbol desmocha- do, es decir, despojado de toda la copa. La finalidad originaria de esta poda era conse- guir leña sin talarlo.  Poda con motosierra de las grandes ramas de un árbol. Este tipo de cortes provocan gran sufrimiento y des- equilibrios al ejemplar. esa poda tan intensa. • El daño ocasionado por una poda severa, contrariamente a lo que se suele pensar, aumenta a medida que el árbol envejece. Un repositorio de leña La idea de que las podas drásticas son necesarias tal vez tenga su origen en los tiempos en que los árboles eran des- mochados para obtener leña sin tener que talar- los, y así poder disponer nuevamente de ella en pocos años. Estas téc- nicas tenían un sentido práctico, no ornamental, y mucho menos la intención de mejorar la salud del ejemplar que las sufría. Con el paso de los años esa práctica ha permanecido en el inconsciente colectivo como idea de cómo tienen que estar forma- dos los árboles y cómo hay que fortalecerlos. Cómo evitar las podas drásticas Hay, no obstante, oca- siones en las que una poda drástica está jus- tificada. Si un ejemplar ha sido plantado en un lugar con poco espacio puede ser necesario frenar su crecimiento. Si existe riesgo de

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