Verde es Vida nº 87

46 verde es vida GRANDES JARDINES E namorada de la trágica belleza de las ruinas, el alma románti- ca no podía encontrar un lugar más propicio que Ninfa. “Aquí, finalmente, en el corazón de las marismas pontinas, había un pueblo muerto real con sus ruinas, frescos y muros tomados por las plantas y árboles; por una naturaleza salvaje y sublime al mismo tiempo”, escribe Marella Caracciolo Agnelli en el libro The Garden of Ninfa. A comienzos de los años 20 del pasado siglo, ese reino de silencio y melancolía inicia- ría una fascinante metamorfosis para conver- tirse en la exuberante arcadia que es hoy, gra- cias a la visión jardinera y la pasión botánica de las tres últimas generaciones de una de las grandes familias de la nobleza feudal romana: los Caetani, duques de Sermoneta. Este jardín de culto en Italia y, sin embargo, tan poco italiano, es un vergel que se prodiga entre los restos de un floreciente pueblo arra- sado en 1381. De su prosperidad dan cuenta las ruinas de sus numerosas iglesias —en Santa Maria Maggiore fue coronado en 1159 el papa Alejandro III— y su centenar y medio de casas en un recinto amurallado junto a un castillo y su hortus conclusus. Humus, arena, toba y huesos son el sustento de un oasis de ▷ Un jardín entre ruinas medievales Las ruinas del pueblo medieval de Ninfa y su río de aguas transparen- tes en el Agro Pontino, a una hora de Roma, son el escenario del paraí- so de paz y deleite que las últimas generaciones de la familia Caetani empezaron a construir hacia 1920. Plantaron más de 1.300 especies y cultivares de todo el mundo buscando un jardín a su medida. Cien años después es proclamado “el más romántico del mundo”. JARDÍN DE NINFA, EN CISTERNA DI LATINA, ITALIA verdor y flores en la llanura Pontina, contra el fondo pardo del matorral mediterráneo de los montes Lepini, al sudeste de Roma. Un jardín bendecido por las aguas de un río delicioso y numerosos manantiales en tiempos romanos consagrados a las ninfas, y la maestría de sus creadores —creadoras, sobre todo—, que su- pieronmezclar sabiamente más de 1.300 espe- cies de plantas y cultivares de todo el mundo. La pasión de los últimos Caetani La historia de este lugar y su relación con los Caetani se remonta a finales del siglo XIII, cuando Benedetto Caetani, el papa Bonifacio VIII, adquirió Ninfa y otros extensos terri- torios limítrofes para asentar el poder de la familia. Sin embargo, no fue hasta los prime- ros años de la convulsa década de 1920 en Italia que se iniciaría la recuperación de las ruinas, decisión de Gelasio Caetani. Junto a su madre, la aristócrata inglesa Ada Bootle- Wilbraham, creadora de un célebre jardín en la propiedad de la familia en Fogliano, deci- dirían las primeras plantaciones y plasma- rían el primer esbozo del jardín. Pero fueron Roffredo Caetani, hermano de Gelasio, y sobre todo su esposa, Marguerite Chapin, norteamericana, una mujer de ex-  Pura poesía visual: el puente de madera, las aguas cristalinas del río, espina dorsal del jardín, las ruinas y una vegetación que expresa el gusto y la pasión botánica de los Caetani. „ La torre del castillo medieval asomando entre las copas floridas de los cerezos y man- zanos ornamentales en primavera. Al fondo, el bastión de Norma, en los montes Lepini. „„ La copa oscura de los cipreses, tan emble- máticos del paisaje ita- liano, jalonan el jardín en poderoso contraste con los árboles floridos. FOTOS: ALESSANDRO FIORI

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