Verde es Vida nº 87

54 verde es vida HUERTO FOTOS: SHUTTERSTOCK Si quieres cultivar el huerto familiar de una forma más natural y sostenible puedes adoptar las prácticas de la agricultura ecológica. Conseguirás obtener alimentos más saludables sin agotar la tierra donde plantas ni contaminar el ecosistema. Aquí te contamos cómo laborar el suelo, abonar y defender tus hortalizas de las plagas. ƒ El tamaño de los huertos familiares hace muy fácil practicar la agricultura ecológica, que persigue un modo de cultivar más respe- tuoso con la Naturaleza. Cómo conseguir un huerto más ecológico LA AGRICULTURA ECOLÓGICA entiende los cultivos dentro un sistema com- plejo de interacciones entre las plantas cul- tivadas, la fauna y la flora del entorno y la vida microbiana que habita en el suelo. Esto comprende una serie de prácticas: Abonado. En la concepción ecológica de la agricultura la tierra no es solo un sustrato sino un rico y frágil ecosistema que se ha de tratar de no alterar para que no se vean daña- dos los cultivos. El uso de abonos orgánicos es esencial para mantener la riqueza micro- biana del suelo, pero también debe hacerse con moderación porque en exceso pueden contaminar. Es recomendable utilizar abo- nos orgánicos sólidos, que son más estables y fáciles de utilizar, como compost, estiércol o humus de lombriz. Estos abonos ofrecen una fertilización compleja: aportan práctica- mente todos los elementos que necesitan las plantas para desarrollarse. También mejoran la estructura del suelo aligerando los arcillo- sos y aglutinando los sustratos más sueltos. Te recomendamos leer Abonos orgánicos para revitalizar los suelos en verdeesvida.es . Control fitosanitario. La agricultura ecoló- gica propone alternativas no contaminantes para mantener a raya plagas y enfermedades. Pero al igual que en el caso de los abonos, los productos fitosanitarios, aunque sean ecoló- gicos, deben ser usados con moderación y respetando las instrucciones indicadas para no generar resistencias y no dañar a la fauna útil, que no ataca a los cultivos (ver el recua- dro de la página derecha). Labores culturales preventivas. En una vi- sión global y a largo plazo del huerto ecoló- gico, no es suficiente con tratar las plantas enfermas o con aportar abonos naturales. Es necesario poner en práctica trabajos que favorezcan la salud de todo el entorno del huerto de una manera preventiva: • Rotaciones: Si se cultiva una misma plan- ta siempre en el mismo lugar se facilita la entrada de plagas y enfermedades. Es im- portante realizar rotación de temporada, esto es no plantar el huerto de invierno en el mismo lugar donde se cultivó el año ante- rior. Y también hacer rotación por especies (o familias de especies): por ejemplo se ha de evitar sembrar zanahorias (u otras hortali- zas de raíz) donde se acaban de recoger. Una buena rotación de temporadas debe incluir un periodo cíclico de barbecho, es decir, de descanso de la tierra. Cuando no se está cultivando esa porción de tierra es recomen- dable sembrar en ella abono verde, que se compone básicamente de una leguminosa normalmente forrajera (trébol, yero…) y de un cereal (cebada, centeno…), que se incor- porarán a la tierra al terminar su temporada. • Asociaciones: Las asociaciones de cultivos buscan, al contrario que las rotaciones, apro- vechar las ventajas de cultivar varias espe- cies en el mismo lugar. Es muy conocida la asociación entre maíz y judía, que ya se prac- ticaba en la América precolombina: el maíz ofrece un firme tutor a la judía mientras se beneficia de la capacidad de las leguminosas de obtener nitrógeno directamente del aire y fijarlo en el suelo. También es frecuente la asociación entre zanahoria y cebolla, ya que esta última repele la mosca de la zanahoria.

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