Verde es Vida nº 88

verdeesvida 27 PLANTAS DE COLECCIÓN LA PASIÓN DE TOMÁS ESCRIBANO por los nenúfares empezó gracias a otros conspicuos habitantes del agua: las carpas koi que tenía en un estanque de su casa en una urbanización de Madrid. “Pronto se ganaron mi corazón”, cuenta. De eso hace 35 años. Va- riedades tailandesas, australianas, japone- sas, chinas, venezolanas... forman parte hoy de una extraordinaria colección que abarca más de 120 Nymphaea distintas. Su trabajo como tripulante de cabina de una línea aérea le ha permitido recorrer el mundo buscando en viveros y jardines botánicos especies y cultivares no solo del género Nymphaea sino también de otras plantas acuáticas emparentadas con ellas (Nymphaeaceae), como las del género Victo- ria o la Euryale ferox, de hojas gigantescas. Muchas de estas plantas florecen de la pri- mavera al otoño en el estanque oval del Real Jardín Botánico-CSIC, desafiando el clima de Madrid. En julio de 2018, Tomás plantó en él una Victoria cruziana de magníficas hojas cir- culares y flores blancas, y numerosas varieda- des australianas e híbridos intersubgenéricos obtenidos del cruzamiento de subgéneros tro- picales y rústicos. “Las variedades australia- nas pertenecen a un subgénero de nenúfares tropicales fascinante, el Anecphya”, comenta. Entre ellas destacan la Nymphaea gigantea ‘Al- bert de Lestang’, de grandes flores blancas — unos 45 centímetros de diámetro— con una corona roja en la base de los estambres, “la más popular de las aussies por su fácil cultivo”, y ‘Deep Purple’, de un radiante color violeta. Otra curiosidad que ha donado al jardín madrileño es la ‘Red Flare’, de hojas rojas y  ‘Foxfire’, un premia- do nenúfar bicolor creado en 2003; el tropical nocturno ‘Red Flare’, cuyas flores se abren al atardecer, y el australiano N. atrans, en el que van cambiando de color.  Las fragantes flores asalmonadas de ‘Blushing Bride’ miden unos 18 centí- metros de diámetro. Es un nenúfar rústico.  Nymphaea gigan- tea ‘Dark Purple’ y los híbridos intersubge- néricos ‘Detective Erika’ y ‘Betty Lou’, aquí refugio de una pequeña rana.  Dos nenúfares tropicales: ‘Poonsup’ (arriba), de pétalos amarillos con las puntas azuladas, y ‘Galaxy’ (derecha), de un radiante violeta. Nenúfares rústicos y tropicales Según su tolerancia a las bajas temperaturas se pueden distinguir dos grandes grupos de nenúfares: rústicos, capaces de resistir los inviernos fríos (zonas 7-10), y tropicales, que no los soportan (zonas 10-12). “Se pueden reconocer observando las hojas”, explica Tomás Escribano. “En los tropicales son finas con bordes habitualmente ondulados o dentados; en los rústicos, en cambio, suelen ser más gruesas y coriáceas, con már- genes lisos”. Las hojas pueden lucir bellísimas variegaciones o motas —rojizas, marrones, marrón azulado, blancas y rosadas, amarillas— o ser totalmente rojas. “Las tropicales forman tubérculos que crecen de forma radial; las rústicas, rizomas horizontales”. Las flores también dan pistas: “Las rústicas pueden ser de muchos colores, pero nunca azules o viole- tas, y siempre son diurnas; en cambio entre las tropicales hay algunas violetas, como el híbrido ‘Galaxy’ (abajo), uno de mis favoritos, y algunas se abren solo de noche”. Las flores pueden ser muy grandes (N. ampla), medianas (N. nouchali var. caerulea, N. micrantha) o diminutas (N. minuta, N. thermarum). Los nenúfares contribuyen a generar biodiversidad en los estanques. Sus flores atraen a los polinizadores gracias a sus vibrantes colores, su atractiva corona de estambres y petaloides, y su néctar.  Fotos: Tomás Escribano; Enrique Ascanio

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