Verde es Vida nº 89

32 verdeesvida MMGI / Marianne Majerus Bergenias: colores de otoño, flores de invierno Estimuladas por el clima de la Península, las bergenias empiezan a florecer con el nuevo año. Se las conoce como hortensias de invierno por el parecido de sus flores y carnosas hojas, en su caso perennes, que se vuelven cobrizas o rojas en otoño. Pero se trata de una planta con derecho propio en los jardines, una bella y rústica cubresuelos de aspecto rozagante, quemezcla demaravilla con otras plantas de interés invernal. Además, vive bien en rocallas y tiestos. LAS BERGENIAS ABREN SUS FLORES a la vez que los Galanthus nivalis, helébo- ros, brezos, narcisos, camasias, tulipanes, Euphorbia characias … Y es que la floración de esta vivaz de hojas carnosas y flores que recuerdan a las hortensias se extiende en la Península desde enero hasta bien entrada la primavera. Los tonos rosados, blancos o púr- puras de sus racimos de florecillas en forma de campanitas se alzan al cabo de turgentes tallos rojizos ofreciendo néctar a los polini- zadores en una época del año de escasas flo- res. Algunas incluso reflorecen en otoño. El otoño es precisamente el otro gran mo- mento de esta planta: su follaje de color verde brillante se vuelve cobrizo por efecto del frío, una razón añadida para hacerle un lugar en el jardín o las macetas de la terraza. En algu- nas variedades el follaje es rojo todo el año. Una cubresuelos de hojas grandes Las hojas de las bergenias son redondea- das, grandes —de 10 a 25 centímetros de diámetro—, crasas y con forma de corazón —Bergenia crassifolia o B. cordifolia son los nombres botánicos de las más populares— o cuchara. Lucen márgenes ondulados, nerva- duras muy marcadas y largos pecíolos roji- zos. Aunque son plantas perennifolias, des- pués de una helada fuerte el follaje se puede perder, así como las flores, pero su rizoma de aspecto leñoso, capaz de resistir temperatu- ras extremas, volverá a emitir brotes. La naturaleza rizomatosa de las bergenias las convierte en unas cubresuelos excepcio- nales. Crecen lentamente formando matas redondeadas de 30 a 50 centímetros de altura. Se adaptan hábilmente a los terrenos rocosos y viven a gusto al pie de las caducifolias. En  Un macizo de bergenias ‘Barcock’ cubierto de flores en el jardín de grava de Beth Chatto.

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