Verde es Vida nº 89

verdeesvida 47 Más información: fundacion-affinity.org Un animal de compañía necesita cuidados y genera una serie de tareas que se han de atender en familia. Involucrar a los niños en su reparto puede convertirse en una potente herramienta educativa, que contribuirá a desarrollar su responsabilidad y favorecer su paciencia. Para empezar, se puede realizar un listado de todas las tareas que es necesario llevar a cabo y cuándo. A partir de ahí se puede ir decidiendo entre todos quién se encarga de cada cosa. Lo importante es que sea asumible por el miembro de la familia que la vaya a realizar. Cada niño madura a su ritmo pero, por lo general, las siguientes son las responsabilidades que se ¿Qué puede hacer un niño por su mascota? pueden asignar a los pequeños en función de su edad, según se lee en un artículo firmado por Gabriella Tami, doctorada en Veterinaria y máster en Etiología, que se puede consultar en la web de la Fundación Affinity: • Hasta los 3 años, el niño no participa en los cuidados de la mascota pero los padres pueden intentar empezar a enseñarle respeto hacia el animal, aunque no lleguen a comprender del todo su sentido hasta más tarde. • Entre los 3 y 6 años, el niño ya puede ayudar a limpiar y llenar el cuen- co del agua y el bol de la comida (como en la foto de arriba) o puede lanzar un juguete para que la mascota corra a buscarlo. • Con 6 años los niños empiezan a plantearse que los animales pueden sentir dolor y entender las indicaciones de cómo tratarlos con respeto y sin hacerles daño. De hecho, según muchos expertos, esta es la edad adecuada para que empiecen a tener una mascota. • Entre los 6 y 10 años pueden continuar ayudando a llenar el bol del agua y el comedero, darle a la mascota un premio, jugar con ella, prepa- rar juguetes caseros… siempre teniendo en cuenta que hay que seguir supervisando sus interacciones con el animal. • A partir de los 10 años es cuando, según los expertos, los niños pue- den participar en tareas de mayor responsabilidad, como por ejemplo encargarse de alimentarlo, sacar a pasear un perro pequeño o mediano (y siempre en compañía de un adulto), ayudar a bañarlo, limpiar la caja de arena del gato, cepillarlo, participar en sesiones de entrenamiento, etc. Sin embargo, aunque el niño sea el responsable de cierto cometido, es fundamental que un adulto controle a diario si las necesidades de la mascota están satisfechas. Además, es preciso tener en cuenta que algunas tareas solamente pueden ser llevadas a cabo por un adulto.

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