Verde es Vida nº 90

6 verdeesvida Un jardín en la cubierta Ajardinar las cubiertas (y losmuros de los edificios) recupera al menos parte de la vegetación que el asfalto y el hormigón han arrebatado a laNaturaleza. Sus beneficios sonmuchos: reverdecer las ciudades ayuda a paliar los efectos de la conta- minación, incrementa la biodiversidad y contribuye al ahorro energético. Pero, además, estos techos verdes pueden ser autén- ticos jardines. Los ejemplos semultiplican en todo el mundo. RENATURALIZAR LA CIUDAD L as cubiertas ajardinadas podrían definirse como tejados que con- tienen sustrato y vegetación. Se han usado a lo largo de la Histo- ria, desde los zigurats de la antigua Mesopo- tamia a las casas vikingas de Escandinavia. Según la parte del mundo donde se estable- cieran se realizaban con diferentes técnicas. Desde la segunda mitad del siglo XX se ex- tienden como una alternativa a los tejados tradicionales, dados sus múltiples beneficios. En el aspecto medioambiental contribuyen de muchas maneras a mejorar el clima de la ciudad. Son superficies donde se lleva a cabo actividad fotosintética y por lo tanto se ab- sorbe dióxido de carbono y se emite oxígeno a la atmósfera; las plantas son capaces, ade- Texto_ Olmo Rengifo y Enriqueta León, paisajistas más, de filtrar gases contaminantes y polvo. Dan pie a un aumento de la biodiversidad, ya que se crean hábitats nuevos para fauna como pájaros, pequeños invertebrados e in- sectos útiles. Retienen el agua de la lluvia, que de esta manera es aprovechada por las plantas, y ayudan a evitar inundaciones y es- correntías en caso de tormentas. Y reducen el efecto isla de calor de las ciudades al absorber la energía solar en lugar de reflejarla. Ventajas económicas y estéticas Desde el punto de vista económico, las cubier- tas ajardinadas incrementan el aislamiento de los edificios, lo que ahorra en gastos de cale- facción en invierno y refrigeración en verano, y alargan la vida útil de los sistemas de imper- meabilización al proteger las membranas del sol y agentes externos. Todo ello redunda en una revalorización de los inmuebles al aislar- los mejor térmica y acústicamente. Y no menos imporante: una superficie con vegetación, en la mayoría de los casos será más rica visual y sensorialmente que una superficie hormigonada, y generará psicoló- gicamente una mayor sensación de bienestar. El auge de estos techos verdes comenzó en Alemania, y en estas primeras déca- das del siglo XXI, después de los avances constructivos, su uso se ha generalizado por todo el mundo. Hoy en día, los jardines ocupan la azotea de grandes edificios e inclu- so extensas cubiertas. En Chicago, la célebre pradera de vivaces del Lurie Garden, en el 

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