Descripción
Esta planta suculenta siempreverde es originaria de Tanzania y Zanzíbar, exige pocos cuidados, es muy resistente y crece lentamente. Pertenece a la familia de las aráceas, como los anturios y espatifilos.
Hojas y tallos
La belleza de la zamioculca radica en su follaje perenne, de hojas muy decorativas, brillantes y gruesas. Se alinean simétricamente a lo largo de tallos largos y carnosos, que retoñan desde la base y pueden alcanzar el metro de altura.
Flores
A lo largo de todo el año produce unas inflorescencias parecidas a las espatas de los anturios, de un color amarillo parduzco.
Cultivo
Debe situarse en un lugar muy luminoso, pero fuera del alcance de los rayos directos del sol, aunque es capaz de adaptarse a todas las condiciones de luz. No soporta las temperaturas bajas. Para crecer saludable necesita un sustrato rico, pero bien drenado, compuesto de humus, tierra de jardín y arena a partes iguales.
Cuidados
La zamioculca no precisa grandes cuidados, pero agradece la humedad ambiental y las pulverizaciones frecuentes con agua, especialmente en ambientes calefaccionados o secos. Debe regarse con tino: solamente cuando se advierte que la superficie del sustrato está seca, y mejor si es con agua no calcárea. En invierno bastará con pulverizarla. Resiste bien las plagas.
De interés
En otoño, la zamioculca se puede reproducir a partir de hojas enterradas en un sustrato de arena y humus al 50%. La parte aérea se seca, pero en la tierra surge muy lentamente una raíz de la que brotará un tallo la siguiente primavera.
Foto: Flower Council of Holland