Page 42 - VEV_72

Basic HTML Version

42
verde
es
vida
MASCOTAS
FOTOS: ISTOCKPHOTO / GLOBAL IP
Cacatúas:
unas
‘punkis’ que
quieren cariño
Son las más afectuosas y divertidas
entre los parientes de los loros.
Pueden ser entrañables como
los niños… pero también caóticas
si en casa faltan afecto y buen trato.
A LOS AMANTES DE LAS
AVES LES
parecerá sin duda un lujo tener esta cria-
tura de la selva austral en casa, una espe-
cie con porte y esa cromática cresta que
mueve a voluntad según su estado de
ánimo —la principal diferencia anatómi-
ca con los demás loros—, que es activa,
juguetona, más inteligente que cualquier
otro pájaro, que se encariña y puede ser
adiestrada como uno de esos ejemplares
actores
de los espectáculos de zoológico.
Pero tantos atractivos acarrean por
compensación un peaje: la responsabi-
lidad. Adoptar una cacatúa no es como
probar con un canario. Dependiendo de
la especie, pueden vivir entre dos y ¡seis
décadas!, y su capacidad de entendimien-
to y dependencia afectiva exigen que su
familia humana esté segura de la decisión
a largo plazo. “En la Naturaleza se empa-
rejan de por vida, son muy sociables, ne-
cesitan estímulos, por eso en su cuidado
prima la atención”, explica Miguel Ramiro,
de la tienda de mascotas de Los Peñotes.
Disfrutar de una cacatúa en su mejor ver-
sión requiere, por tanto, de un buen en-
trenamiento desde el principio. Por ambas
partes. Lo mejor es adquirirla muy joven,
cuando aún carece de (malos) hábitos. En
los centros de jardinería encontrarás caca-
túas de criadero y con solo dos o tres me-
ses de edad, alimentadas con papilla y ya
acostumbradas al contacto humano.
Paciencia, delicadeza y cariño
A partir de ahí, “la adaptación a la vida do-
méstica se basa en la paciencia, la delica-
deza y el cariño”, sostiene Ramiro. Hay que
evitar forzarla o hacer movimientos o rui-
dos bruscos. Se la debe acostumbrar poco
a poco a salir de la jaula, a posarse en un
lugar determinado, a la rutina de la alimen-
tación y, sobre todo, al contacto físico, que
suele empezar por pequeñas caricias en el
pecho como hacen ellas en la Naturaleza.
Si no se siente a gusto será fácil que se
arranque a chillar, suelte algún picotazo
o se arranque las plumas. ¡Paciencia de
nuevo! Es importante observar qué factor
la altera y si se porta mal aplicar castigos
tranquilos, como devolverla a la jaula o
dejarla sola un rato, procurando que aso-
cie esa reacción con su comportamiento.
Aprenderá rápido. Siempre se puede con-
sultar con los expertos en caso de duda.
La importancia del entorno
La jaula ha de ser muy amplia y limpia, con
suficientes soportes y juguetes que se pue-
den cambiar periódicamente para estimu-
lar su curiosidad. Se deben renovar a diario
el agua y los alimentos, ya sean preparados
especiales (los encontrarás en tu centro de
jardinería) o el complemento de semillas o
frutas y verduras frescas que tanto les gus-
tan. Ten cuidado con las corrientes de aire
frío y disuádela de la tentación de volar cu-
briendo las ventanas de la habitación con
cortinas o estores traslúcidos. Adoran los
baños, por relax además de higiene.
Cumpliendo este
programa educativo,
la
cacatúa pronto se sentirá integrada y apren-
derá gestos por repetición —posarse en
la mano o el hombro, recoger objetos— o
palabras y silbidos, aunque no sean tan lo-
ƒ
Blanca y con cresta
amarilla de largas
plumas, a la
Cacatua
galerita
se la llama
también de Moño
Amarillo. Suele medir
50 centímetros y pesar
cerca de un kilo. Este
ejemplar tiene 30 años.