Verde es Vida nº91

verdeesvida 11 Más información en verdeesvida.es : • Jardines exuberantes… de bajo riego • Una jardinería mediterránea en clave naturalis- ta, Verde es Vida nº84 (hemeroteca online) • Nativas ibéricas para tu jardín, Verde es Vida nº87 (hemeroteca online) • El jardín mediterráneo, sabiduría de vida • Entrevista con Olivier Filippi, Verde es Vida nº87 (hemeroteca online) Locus Amoenus diterránea, son de gran ayuda para un mejor aprovechamiento del agua. El viverista fran- cés recomienda hacerlos de unos 60 centíme- tros de diámetro y 20 de altura, de modo que puedan retener 20-30 litros de agua y asegu- rar que penetra en profundidad. El exceso de agua, así como los riegos cortos y continuos, amenazan la longevidad de estas especies adaptadas a la sequía. Las raíces profundizan menos, lo que puede de- rivar en una estructura radicular menos po- tente y más dependiente en el futuro. Ade- más, muchas de estas plantas no admiten el riego ni siquiera en verano, ya que las vuelve propensas a enfermar por hongos.  En el momento de plantar el riego ha de ser generoso para que el cepellón tome buen con- tacto con el sustrato y desaparezcan las bolsas de aire. A continuación, durante las primeras semanas sobre todo, es vital asegurarles hu- medad a las raíces para que no se sequen y mueran. A lo largo de todo el primer año el riego es imprescindible. El experto en plan- tas mediterráneas y viverista con base en la costa del sur de Francia Olivier Filippi, autor de El jardín sin riego, propugna una jardine- ría donde a partir del segundo año solo las lluvias estacionales proporcionen agua a las plantas. Los paisajistas españoles consultados coinciden en que este ideal resulta muy difí- cil de cumplir en un clima mucho más duro en general, con un menor grado de humedad ambiental, un régimen de lluvias más escasas y gran amplitud térmica sobre todo en las re- giones continentales. El riego es imprescindi- ble, incluso en las islas Baleares, si se desea disfrutar en el verano de un jardín que se vea como tal y no como un páramo marrón. En las regiones más continentales los rie- gos se pueden concentrar en las épocas más calientes y efectuarse de forma abundante, profunda y espaciada: cada siete, diez o 15 días, según las condiciones climáticas y las características del lugar y su suelo. Los al- corques, vieja práctica de la agricultura me- El objetivo: reducir las tareas de mantenimiento Si las plantas cuentan con las condiciones de cultivo adecuadas serán menos propensas a enfermar o atraer a las plagas. Si alguna se ve enferma o no funciona, lo más sensato es reemplazarla por otra que responda mejor a las condiciones del lugar. En un jardín que se riega solo lo necesario las plantas crecen menos y por lo tanto disminuye la necesidad de poda. Además, surgen menos malas hierbas que escardar. Hay que tener en cuenta, además, que muchas plantas mediterráneas tienen alelopatía negativa, con lo cual impiden la germinación de especies competidoras alrededor. El mantenimiento del jardín se reduciría así a arrancar las malas hierbas que pudieran surgir, efectuar la poda de limpieza o de mantenimiento de arbustos y árboles cuando sea necesario, y recortar (y dividir cada cierto tiempo) las vivaces en el momento adecuado. Cómo preparar el suelo La sensibilidad de las plantas mediterráneas a la humedad del sustrato exige asegurarles un perfecto drenaje, sobre todo de cara a los episodios de gota fría del otoño. “No es sino con un suelo drenado (como el de la garri- ga) que las plantas de terreno seco podrán enfrentarse al exceso de agua de las lluvias fuertes”, advierte Olivier Filippi en la entrevis- ta publicada en Verde es Vida nº87. Una buena preparación del suelo comienza labrando cuidadosamente la tierra para des- compactarla, de forma que las raíces puedan profundizar más rápidamente. Si es arcilloso, además de descompactarlo se puede mez- clar con arena gruesa de río en una propor- ción del 30 al 50%, o plantar en caballones de sustrato permeable y ligero de unos 20-30 centímetros de altura. Algunos paisajistas suelen añadir un pequeño porcentaje de mantillo para mejorar la textura y estructura del suelo en el momento de plantar. Luego, a lo largo del cultivo ya no se suele aportar abono: las especies mediterráneas en general prefieren los suelos pobres. Acolchar el suelo con áridos o triturado de poda forestal contribuirá a reducir la evapo- ración y aprovechar mejor el riego (se calcula un ahorro de hasta el 40%), proteger las raíces del calor o el frío fuertes, evitar la compacta- ción y reducir la aparición de malas hierbas.  Santolina rosma- rinifolia y Stachys bizantina en flor, en primer plano, entre romeros y otras especies mediterrá- neas, fotografiados en junio en Granja Alnardo, en la Ribera del Duero. Forman parte de un expe- rimento ecológico ultranaturalista, con uso preferente de na- tivas, sin riego y de bajo mantenimiento, del paisajista británi- co Tom Stuart-Smith. 

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