Verde es Vida nº93

39 39 UN FRUTAL DE LA COSTA SUDAFRICANA El hábitat de origen de la Carissa macrocarpa son los matorra- les del sur de África próximos al mar e incluso las dunas, des - de la bahía de Jeffreys, en el sur de Sudáfrica, a Mozambique. Se cultiva por sus cualidades ornamentales y sus frutos en las áreas de clima mediterráneo libres de heladas severas (en la foto superior, en un jardín de Sicilia junto al mar). En España no es difícil ver ejemplares en las costas de Levante. Sus ciruelas contienen una jugosa pulpa roja, rica en vitamina C, calcio, fósforo y magnesio. Los frutos han de consumirse bien maduros para evitar la presencia del látex y disfrutar de su dulzor suavemente ácido, parecido al de la fresa. Son astringentes y se suelen comer crudos o en mermelada. Al cosecharlos es necesario usar guantes para no pincharse con las espinas, largos aguijones bífidos en algunos casos dobles. Descripción Este decorativo arbusto espinoso de origen sudafricano reúne muchas cualida- des para merecer un lugar en los jardines mediterráneos más templados. Sus perfumadas flores blancas en forma de estrella coexisten con frutos comesti- bles de color rojo vivo, del tamaño y la forma de una ciruela. Y todo ello en el marco verde de un denso follaje perenne de textura coriácea. Sus poderosas espinas bifurcadas lo convierten en una opción para formar setos defensivos. Se considera una planta de bajo mantenimiento, muy resistente a la sequía y el calor fuerte una vez establecida, pero no a las heladas. Acepta la mayoría de suelos, particularmente los pobres y arenosos. Crece con lentitud. Matas y follaje, flores y frutos Se trata de un arbusto muy ramificado y de silueta tortuosa que puede desarro- llar entre dos y cuatro metros de altura, aunque existen cultivares compactos de porte menor, como el ‘Boxwood Beauty’ de la foto de la izquierda, y el ‘Prostrata’, de comportamiento rastrero, que no llega al metro de altura. La corteza es rugo- sa y de color pardo. El follaje, espeso y lustroso, está formado por hojas coriá- ceas ovales acabadas en punta y con bordes lisos. Las flores son blancas y de cinco pétalos, parecidas a las del jazmín común pero más grandes, nectaríferas (atraen a las mariposas) y de agradable aroma; surgen agrupadas en cimas o en solitario durante todo el año, pero especialmente en primavera. A la vez que flo- rece maduran los frutos, bayas ovoides de pulpa roja. La savia es un látex tóxico. Cultivo y cuidados Prefiere la sombra parcial, pero puede tolerar el pleno sol siempre que no sea el del mediodía o la tarde; en sombra produce menos flores. Admite muchos tipos de suelo siempre que drenen bien. Agradece el aporte de abono orgánico a finales del invierno y el verano. El riego ha de ser moderado durante la implan- tación, y regular pero en dosis muy medidas una vez que ha enraízado; no tolera el encharcamiento. Soporta la sequía pero se resienten la floración y la fructifi- cación. Las plantas en tiesto requieren aportes mensuales de un fertilizante uni- versal líquido diluido en el agua de riego. Las plagas y enfermedades no suelen afectar a la Carissa macrocarpa. Solo necesita poda de mantenimiento; si se recortan los tallos que han dado flor se perderían los frutos. Usos Como ejemplar aislado, en macizos de arbustos de similares requerimientos, setos y medianas, y macetas. Es apto para los jardines costeros. Ciruelo de Natal Carissa macrocarpa o C. grandiflora Cualquiera, incluso pobre, bien drenado Follaje perenne Floración: primavera al otoño Sombra parcial Riego escaso Zonas 9-12: soporta hasta -5º Fotos: Shutterstock; iStock Frutos rojos co- mestibles

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