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Cuándo y cómo podar las glicinas

Tras la explosiva floración de primavera, las vigorosas glicinas emiten tal cantidad de tallos que en muchos casos se convierten en una masa verde de aspecto enmarañado, o se sobrecargan hasta el punto de poner en peligro la estabilidad del soporte. La poda es el principal recurso para aligerarlas, limitar su expansión y lograr una buena floración la próxima temporada.

La poda de verano de la glicina persigue reducir los brotes largos y chupones. Foto: Gilberto Segovia

Texto_ Gilberto Segovia, ingeniero técnico agrícola

Famosas por su floración de primavera (algunas incluso son reflorecientes), las glicinas (Wisteria spp.) llegaron a Occidente en el siglo XIX, aunque en Oriente ya se cultivaban desde muchos siglos antes, tal como cuenta la poeta Murasaki Shikibu (978-1014) en Genji Monogatari (La novela de Genji), donde se deleita en descripciones de galerías y pórticos semiocultos por la profusión de flores de estas trepadoras. Las glicinas son enredaderas extremadamente vigorosas que pueden tener una floración errática o incluso dejar de florecer, además de convertirse en una maraña impenetrable por la emisión de tallos volubles. Por ello resulta indispensable la poda regular. Puesto que demandan un mantenimiento frecuente, conviene tener en cuenta una accesibilidad fácil y segura a toda la planta.

Tipos de brotes

Antes de coger las tijeras es importante distinguir los tipos de brotes. En las glicinas se aprecian dos formas distintas: unos con entrenudos muy cortos y tendencia a ramificarse, y otros con entrenudos mucho más largos y que rara vez se ramifican. Es sobre estos últimos en los que se han de concentrar los esfuerzos en la poda.


LA PODA DE VERANO

La poda de verano es la más importante de la glicina, ya que permite controlar el desarrollo vegetativo y estimula la formación de flores, mejorando la calidad y la cantidad de cara a la próxima primavera. Además, induce la entrada en floración de plantas jóvenes (en algunos casos pasan bastantes años desde que los ejemplares se plantan hasta que comienzan a florecer).

Qué hay que podar

• Se deben reducir los brotes largos de la temporada en curso a 3-4 yemas (en la foto de arriba), siempre que no sean necesarios para la formación de la planta. Los brotes cortos no se tocan, excepto en plantas adultas con masas muy densas, en cuyo caso es necesario entresacar brotes para conseguir una masa vegetal bien aireada e iluminada.

Los chupones que aparecen en la base de la planta se han de eliminar completamente.

Cuándo se poda

• Esta poda se efectúa una vez en verano, dos meses después de la floración. En regiones con temporadas de crecimiento largas puede ser necesario repetir la operación pasados un par de meses; para ello hay que fijarse en los brotes que nazcan de la última poda: se podan si están con la base lignificada y las yemas formadas.

• En cualquier momento del verano se pueden recortar tallos que se escapen de la zona asignada, invadan zonas de paso, copas de árboles, fachadas, etcétera.

• De menor importancia, aunque conveniente, es podar las vainas que producen las glicinas (son leguminosas). La planta invierte muchos recursos en la producción de estos frutos en detrimento de las yemas de flor que tendría que preparar para el año siguiente.

Precauciones

Es necesario tener la precaución de no reducir excesivamente la vegetación para evitarle a la planta un gasto excesivo de reservas en recuperarse, lo que reduciría notablemente la producción de flores en la siguiente primavera. Los ejemplares descuidados es mejor renovarlos a lo largo de varios años.


LA PODA DE INVIERNO

En invierno se debe podar el exceso de crecimiento del año con el objetivo de mantener la planta más compacta y favorecer la floración. En el momento de podar es clave fijarse en el tipo de yemas, ahora visibles ya que la planta está sin hojas: las que producirán flores son grandes y redondas, y las que solo producirán brotes, más pequeñas y finas, tal como se observa en la foto de abajo.

Qué hay que podar

Se han de respetar las yemas de flor y recortar los brotes que han crecido durante el último año. En caso de que no esté clara la identificación de las yemas se pueden podar estos brotes dejando unas 3-4 yemas desde su base.

Cuándo se poda

Se puede podar desde la caída de las hojas hasta el momento en que empiezan a hincharse las yemas, pero preferentemente en enero o febrero, cuando hace más frío y la planta se encuentra en reposo.

Precauciones

No conviene excederse al reducir la planta, ya que se puede provocar una brotación demasiado vigorosa en detrimento de la floración.

Si es necesario realizar una poda drástica por motivos excepcionales, este es el mejor momento ya que la planta está desnuda. En los ejemplares bien guiados desde el inicio no es necesario este tipo de poda.

  • Poda de invierno
    Poda de invierno

    La poda de invierno se lleva a cabo entre enero y febrero y es clave fijarse en el tipo de yema. Las que van a producir flores son grandes y redondeadas. Las que solo producirán brotes, más finas y pequeñas, como en la foto.
    Foto: RHS

Reportaje completo nº 96 >> página 50