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Tutores y vendas para los árboles recién plantados

La viabilidad de los árboles recién plantados puede verse comprometida por factores como el viento y la insolación a los que no estaban expuestos en el vivero. Técnicas como anclarlos mediante tutores o proteger su corteza del sol mediante un entelado pueden resultar decisivas durante su establecimiento.

Un pino joven con triple tutor (izquierda), y un Acer x freemanii con el tronco entelado con arpillera (derecha). Fotos: M. Losseau, Àlex Fenollar

Texto_ Àlex Fenollar, paisajista

Un árbol suele tardar aproximadamente dos años en anclarse al suelo, por lo que durante ese tiempo puede necesitar un soporte para evitar que lo tumbe el viento, crezca torcido o el cepellón pierda contacto con el sustrato y se deshidrate. Esto es especialmente importante en árboles que se plantan a raíz desnuda o con cepellón porque cuentan con menos raíces, así como en árboles con un solo tronco y copa frondosa, por el efecto vela. Los árboles ramificados desde la base y los perennifolios con un sistema radicular en buen estado no tienen por qué necesitar anclajes.

Tutores de madera

Existen diferentes sistemas disponibles: tutores de madera, anclaje aéreo y anclaje de cepellón. El primero es el más habitual y se pueden usar uno o varios tutores. La Royal Horticultural Society recomienda clavarlos a 70 cm de profundidad y una distancia de unos 3 cm del tronco, aunque si no se desea atravesar el cepellón se pueden alejar hasta su perímetro. Una vez clavado, la altura ideal del tutor será de un tercio de la del árbol. Se usa un solo tutor en exposiciones de poco viento, en árboles jóvenes y en los plantados a raíz desnuda. Si se planta en una ladera o se necesita mayor seguridad, el tutor puede colocarse en un ángulo de 45º a favor del viento prevalente. Se colocan dos tutores alineados o incluso tres formando un triángulo equilátero en árboles que se plantan de contenedor o cepellón y en los de copa frondosa.

El tronco se debe unir a los tutores mediante una abrazadera elástica colocada formando un ocho y con un espaciador en medio para evitar rozaduras; la cinta se debe asegurar al tutor mediante un clavo.
El tronco se debe unir a los tutores mediante una abrazadera elástica colocada formando un ocho y con un espaciador en medio para evitar rozaduras; la cinta se debe asegurar al tutor mediante un clavo. Como alternativas biodegradables existen abrazaderas de yute y también se pueden usar cuerdas de rafia, aunque en ese caso habrá que proteger el tronco de la abrasión y revisarlas con mucha frecuencia. Nunca deberían emplearse alambres. Los amarres deben reajustarse a medida que aumenta el grosor del tronco.

Cuándo entutorar

El mejor momento para entutorar un árbol es durante la plantación, asentando bien la tierra alrededor para que los anclajes no se muevan. Pero también se puede hacer en árboles ya plantados que lo necesiten. Los tutores pueden permanecer junto al árbol entre 18 meses y tres años. Prolongar este periodo podría afectar al desarrollo del ejemplar tanto de forma subterránea como aérea. En árboles situados en praderas regadas por aspersores (con raíces más superficiales), en árboles maduros y en frutales injertados sobre patrones enanizantes puede ser necesario mantenerlos más tiempo.

Anclaje de cepellón y aéreo

El anclaje de cepellón es quizá el sistema más seguro no solo frente al viento sino también contra posibles actos vandálicos y accidentes. Es además el más discreto por ser completamente subterráneo. Se compone de tres anclajes pivotantes de acero galvanizado que se clavan en un ángulo de 45º en torno al perímetro inferior del cepellón. Entre ellos y sobre el cepellón se pasa una cincha que culmina en un tensor que permite un ajuste total. El anclaje aéreo se suele destinar a árboles de gran tamaño recién plantados o que presentan problemas estructurales, como las palmeras (abajo). Consiste en tres tirantes atados al cuello del árbol y anclados de forma subterránea conformando un triángulo de fuerzas.


CUÁNDO Y PARA QUÉ ENTELAR EL TRONCO

En nuestro clima, especialmente en exposiciones sur y oeste, durante los primeros veranos tras la plantación algunas especies pueden acusar la fuerte insolación mediante síntomas como una defoliación precoz. En los últimos años ha empezado a ser habitual envolver con tela de arpillera el tronco como un gesto que contribuye a impedir daños y mantener la hidratación de estos árboles más sensibles. Se trata de una traslación a nuestras latitudes de una práctica habitual en zonas de clima muy frío, en los que se protege la corteza de las sun scalds, escaldaduras provocadas por el sol o las drásticas oscilaciones entre las suaves temperaturas diurnas y las potentes heladas nocturnas. No existe sin embargo unanimidad científica respecto al impacto directo y medible de esta técnica, aunque los especialistas constatan su conveniencia acompañada siempre del resto de buenas prácticas: un correcto tratamiento del suelo, una selección de especies adecuada para el lugar, un sistema de irrigación fiable…

La tela de arpillera es el mejor material por ser biodegradable, por su apariencia natural y porque asegura la correcta transpiración de la corteza. Las especies que parecen más apropiadas para el entelado son los tilos, los castaños de Indias, los manzanos ornamentales y los arces. Emplearlo en especies muy adaptadas al clima mediterráneo puede contribuir a la pudrición del árbol por una excesiva retención de humedad.

  • Anclaje aéreo
    Anclaje aéreo

    Palmeras ancladas al suelo con tirantes de acero.
    Foto: María Losseau

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