Verde es Vida nº 86

8 verde es vida JARDINERÍA persiguen este estilo de plantación a con- seguir estampas jardineras de gran belleza utilizando plantas de tipo mediterráneo o capaces de adaptarse al clima local, com- binando vivaces, subarbustos y arbustos de floración estival que siguen en flor hasta bien entrado el otoño y especies de floración puramente otoñal. Muchas de ellas se pue- den usar perfectamente en tiestos y jardine- ras de terrazas y patios urbanos. Un verano floral que se alarga En el cortejo floral de la quinta estación con- fluyen las dalias, muchas de las cuales co- mienzan a florecer en pleno verano; especies de pradera como las rudbeckias y equináceas, de flores de colores ricos y brillantes; plantas de gráciles tallos florales, como la Verbena bonariensis, algunos cosmos, en especial el C. ▷ Los violetas de la Verbena hostata (1) y la Salvia verticillata ‘Purple Rain’ (2), que remonta en otoño si se recorta, se iluminan con los cremosos blancos de las espigas de Sanguisorba canadensis (3) y el plumoso Hordeum jubatum (4). Entre las masas de color lavanda de las nepetas (1) y el áster Symphyotrichum ‘Little Carlow’ (2), el flash rosa de una Echinacea purpurea (3). En primer plano, olas de Stipa lessingiana (4). Al fondo, un Eupatorium maculatum en flor (5). En The Savill Garden, Windsor, las espigas plateadas del Miscanthus sinensis ‘Kleine Silberspinne’ (1) y las flores del Eupatorium purpureum ‘Atropurpureum’ (2) enmarcan una Dahlia ‘Magenta Star’ (3), de flores rosas y follaje verde oscuro. Una Persicaria amplexicaulis (1) llena de flores en octubre, en los Trentham Gardens. En segundo plano, plumosas espigas de Calamagrostis brachytricha (2) y Miscanthus sinensis (3) , y flores secas de Echinops ritro (4). COMBINACIONES DE PLANTAS PARA UN LARGO Y RADIANTE OTOÑO atrosanguineus, de flores rojo casi negro que huelen a chocolate, las persicarias y las gau- ras, que empiezan a dar flores en primavera, o las kniphofias, solidagos y eupatorios; las especies que producen densas espigas flora- les llenas de color como los agastaches de fo- llaje fragante y los penstemon, y los helenium y gaillardias, entre tantas compuestas; sin ol- vidar la Nepeta mussinii y N. x faassenii, que inician su floración en mayo y concluyen en octubre. Y entre ellas también las hortensias, cuyas decorativas corolas redondas o panicu- ladas sobreviven secas en las ramas. Hacia mediados o finales del verano co- mienzan a florecer los sédums, tan aprecia- dos por abejas y mariposas, que se conver- tirán en grandes protagonistas en el otoño y cuyas cabezas de semillas persistirán en ple- no invierno como alimento para los pájaros. Las flores del dorado otoño Pero, además, el cambio de luz que trae el otoño induce a la floración de una serie de especies cuyas flores se solaparán con las del verano tardío y seguirán apareciendo hasta ser vencidas por el frío. Es el caso de las de- licadas anémonas del Japón y muchas com- puestas como los crisantemos, ajanias y sobre todo los ásteres, grandes reyes de la estación con su profusa producción de cabezuelas. El otoño es también testigo de la refloración de los rosales remontantes, como la Rosa ru- gosa, de grandes flores simples, que se integra tan bien en las plantaciones naturalistas; las nuevas rosas inglesas de David Austin, mu- chas de ellas trepadoras, de flores olorosas en forma de copas llenas; la ‘Mutabilis’, un rosal fuera de serie, que florece de forma continua- da desde la primavera al otoño y cuyas flores FOTOS: CLAIRE TAKACS (HOPETOUN HOUSE); GAP PHOTOS ➊ ➋ ➍ ➌ ➊ ➋ ➌ ➍ ➎ ➊ ➋ ➌ ➊ ➋ ➌ ➍

RkJQdWJsaXNoZXIy MzMxMDk=