Descripción
Este arbusto de forma redondeada y espeso follaje perenne ha hecho fortuna en los jardines de sombra con sus cultivares con variegaciones amarillas en forma de luminosas manchas y motas sobre el verde de sus lustrosas hojas (en la foto). Además, en los pies femeninos (es una especie dioica, aunque existen cultivares hermafroditas) emite decorativas drupas de color rojo brillante. Se considera de bajo mantenimiento, es resistente a la sequía una vez establecido y se adapta bien a la mayoría de suelos, excepto los anegados. Soporta bien las heladas, la contaminación urbana y el aire marino. Crece lentamente, lo que contribuye a su uso en setos en sitios de escasa insolación.
Matas, hojas, flores y bayas
Suele desarrollar entre 1,50 y 3 m de altura y diámetro, pero el tamaño se puede controlar mediante una poda ligera. Su estructura, formada por un abundante ramaje, desaparece tras el copioso follaje. Las hojas son coriáceas, brillantes, entre elípticas y ovales, con gruesos dientes en los márgenes desde la mitad hacia la punta; suelen medir entre cinco y 10 cm de ancho y hasta 20 cm de largo en algunos cultivares. Polinización mediante —es esencial contar con un ejemplar macho—, las flores femeninas dan pie a bayas elípticas rojas que adornan las plantas en otoño; son ligeramente tóxicas, al igual que las hojas.
Cultivo y cuidados
El sol fuerte quema las hojas, pero necesita mucha luz para acentuar las variegaciones. Su situación ideal, por lo tanto, es un sitio protegido del viento fuerte, donde reciba al menos un par de horas de sol por la mañana. Por su origen en el sotobosque de las áreas boscosas de Japón, Taiwán y China, prefiere los suelos frescos, ricos en materia orgánica y bien drenados, aunque se adapta a los pobres y de riqueza media. El riego ha de ser moderado; no tolera el exceso de humedad en el suelo. Las plantas en tiesto requieren humedad constante en verano y aportes mensuales de fertilizante líquido. Las plagas y enfermedades no suelen afectar a la aucuba. Si fuera preciso darle forma mediante la poda, ha de ser ligera —sufre con los recortes severos— y preferentemente al final del invierno; a continuación conviene aportarle abono orgánico y acolchar el pie.
Usos
Como ejemplar aislado iluminando una zona umbrosa, o en macizos de arbustos —combina de maravilla con la Fatsia japonica, por ejemplo— de similares requerimientos. También en setos y medianas, y en macetas grandes.
* Cuenta con el Garden Merit Award de la Royal Horticultural Society por sus buenas cualidades jardineras.
Foto: Hanako