A la sombra de una parra
La parra es un clásico de los patios y jardines mediterráneos que siempre se agradece. Es todo un lujo poder disfrutar de nuestras propias uvas y de una sombra fresca en las tardes de verano... seguida de una bella otoñada. Te contamos cómo crear un emparrado y cómo cuidarlo.
Con el tiempo, la parra alcanza un peso considerable, lo que aconseja contar con una estructura de emparrado capaz de soportarla, pero también los efectos de la intemperie durante muchos años. Foto: Pamela CarlsLa parra (Vitis vinifera) no es muy exigente con el suelo, aunque lo prefiere con buen drenaje. Tolera los sustratos pobres, incluso calizos. Los muy fértiles, en cambio, pueden provocar que crezca mucho en verde y produzca fruta de mala calidad. Así pues, el abonado, en caso de hacerse, debe ser limitado. El riego también debe ser el justo, tan solo en época de calor y con moderación.
Con el tiempo, tu parra alcanzará un peso considerable, lo que aconseja contar con una estructura de emparrado capaz de soportar su peso, pero también los efectos de la intemperie durante muchos años. Hay muchas opciones de estructuras: las pérgolas metálicas y de madera son las más clásicas.
Cómo guiar el crecimiento
Una vez que has plantado la parra, escoge el sarmiento (rama joven de la vid) más robusto y con crecimiento vertical para formar el futuro tronco del ejemplar. Colócalo sobre el tutor definitivo, atándolo con un cordel de manera que crezca rodeándolo en espiral.
En los sucesivos años tendrás que guiar una rama hasta la zona que elijas para que ramifique. Y a partir de ahí, seleccionar las ramas que darán la estructura principal a la copa de la parra, de las que saldrán las ramas secundarias. La estructura principal se mantendrá estable a lo largo de la vida de la parra, y es sobre las ramas secundarias donde realizarás la poda de fructificación. Elimina los chupones que salgan en la parte baja de la planta.
Las parras fructifican en la madera del año anterior. Deberás podar esas ramas cuando haya perdido la hoja, respetando varias yemas (su número dependerá de la variedad elegida y de a qué altura florezca). Como norma general: cuantas más yemas dejes más racimos obtendrás, aunque si dejas demasiados los frutos serán de menor calidad.
Las parras son atacadas con frecuencia por pájaros y avispas; la mejor solución es cubrir los racimos con una malla fina o bolsas de papel. Si notaras la presencia de alguna plaga u hongo pregunta cómo combatirlos en el centro de jardinería más cercano.
VARIEDADES RECOMENDADAS
• Moscatel de Málaga
Es quizá la variedad más apreciada en España como uva de mesa. Se adapta perfectamente a las zonas más secas y cálidas de la Península, donde se obtienen cosechas bastante tempranas: desde mediados de agosto. Puede dar problemas de hongos (oídio, míldiu) y araña roja, o por heladas si se cultiva fuera de su región climática.
• Cardinal
Uva de granos muy gruesos de color granate azulado y maduración precoz: desde la segunda quincena de julio a finales de agosto, según la zona. Es una parra de producción alta, que puede requerir el aclareo de racimos para mejorar la calidad de los frutos. Es menos sensible que las otras variedades de esta lista al oídio y el míldiu.
• Rosetti
De características similares a la uva Moscatel de Málaga por sus frutos grandes, de piel fina y aromáticos, pero muy productiva y con una maduración más tardía. Es de brotación precoz, lo que la hace sensible a las heladas de primavera. También se la conoce como Regina.
• Red Globe
Esta parra produce grandes uvas de un atractivo color rojo y un sabor excelente. Es una planta vigorosa y resistente a los hongos. Por todo ello es una de las variedades para uva de mesa más apreciada en todo el mundo. Madura hacia finales de agosto y comienzos de septiembre.
Agradecemos a Raúl González Ibarra, jardinero, horticultor y periodista, su colaboración en este artículo.