El Parterre Amarillo de Lur Garden

Amarillo azufre —y perfume a miel— a cargo de un gordolobo Verbascum pyramidatum, una herbácea que a veces surge espontáneamente en el jardín. A su vera, compitiendo en altura, una Nicotiana sylvestris, una anual de flores blancas que se autosiembra fácilmente. “Evitando que forme semilla funciona muy bien”, dice Íñigo. Al fondo, a la derecha, un ejemplar de Tetrapanax papyrifer, cuyas hojas plurilobuladas alcanzan su máximo tamaño en verano.

Estrellas de ocho puntas, los grandes capítulos de esta dalia ‘Honka’ amarillo pálido obtenida por el paisajista se recortan contra la silueta de fuente de la Cortaderia selloana ‘Aureolineata’. El follaje dorado de esta gramínea contrasta con el de las matas de Miscanthus sinensis var. condensatus ‘Cabaret’ que aparece detrás: hojas con el centro blanco y anchos márgenes verde oscuro. Al fondo destacan los tejos y las flores del hipérico.

Otro rosal arbustivo de flores simples, esta vez un polyantha de tonalidades amarillas: el cultivar ‘Bet Figueras’, presentado en 2011 por el obtentor Meilland con el nombre de la destacada paisajista catalana. Es de tipo paisajístico y florece de forma abundante e ininterrumpida de marzo a noviembre. Detrás asoman las inflorescencias anaranjadas de una kniphofia y la mata amarillo limón de una Escallonia laevis con sus flores rosadas.

Flores blancas de Digitalis purpurea var. alba junto a una mata de Phlomis russeliana, una vivaz cuyas flores amarillo pálido agrupadas a lo largo de largas y finas varas se convierten en atractivas cabezas de semillas que permanecen en pie hasta el final del invierno.

Explosión de cabezuelas del verano al otoño: Rudbeckia fulgida ‘Goldsturm’, una verdadera tormenta dorada entre la que se cuelan el blanco refrescante de la Echinacea purpurea ‘White Swan’ y el anaranjado de las flores dobles de las zinnias y dalias. Para impedir que los topillos devoren sus órganos subterráneos, Íñigo las planta dentro de cajas de frutales.

Hemerocallis citrina, el lirio de día, que produce una floración de un luminoso amarillo, junto a agapantos enanos de umbelas blancas y gordolobos aún sin florecer. Al fondo, la exótica silueta de los Tetrapanax papyrifer.

También la acelga de tallos amarillos tiene su lugar en el parterre. Siempre que el viento no la tumbe, seguirá ofreciendo color en invierno ya con menos competencia. Combina bien con el Phlomis russeliana, las dedaleras de flor blanca y la escalonia de hoja amarilla.

Tan imaginativa como rica, la combinación de plantas del Parterre Amarillo incluye pequeños cubresuelos como la Lysimachia nummularia ‘Aurea’, numerosas plantas de flor de temporada que aseguran una prolongada floración, entre ellas pequeñas zinnias, tagetes, coreopsis y Cosmos sulphureus, gauras de flor blanca, orégano de hoja amarillo limón Origanum vulgare ‘Aureum’, hemerocallis refloreciente ‘Stella d’Oro, kniphofias de flores verde lima... Las notas anaranjadas de la Canna indica irrumpen entre las varas floridas de casi dos metros de la Rudbeckia maxima que asoman en la parte de atrás de la bordura.

Las grandes flores del Lilium asiático ‘Golden Stone’ irrumpen en mayo entre las vivaces como una nota exuberante que se sostiene durante unos 20 días. Detrás, dos plantas de follaje amarillo: una escalonia (izquierda) y una gramínea variegada finamente texturada, la Cortaderia selloana ‘Aureolineata’.

A comienzos del verano coinciden la floración anaranjada de la Calendula officinalis y la amapola de California (Eschscholzia californica) con la de la Rosa x odorata ‘Mutabilis’ y algún lirio (Iris) tardío. Detrás se observan las siluetas globosas de un tipo de poa.