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En marzo, cerezos en flor

Cuando el equinoccio de primavera da paso al dominio de las horas de luz sobre las largas noches de invierno, los cerezos de flor despliegan una de las floraciones más extraordinarias del año. Un espeso manto de nieve blanca o rosada cubre sus ramas desnudas. El espectáculo es tan efímero como evocador.

Las flores del Prunus pendula ‘Pendula Rosea’ se agrupan de a dos o cinco en umbelas. Este bello cerezo de floración rosada tiene un lánguido porte llorón en forma de parasol. Copyright: Autan

En Japón, la flor de los cerezos (sakura) es la flor. Tal es su valor simbólico en el país que ha hecho de estos árboles ornamentales una de sus señas de identidad. De Japón proceden la mayoría de las especies e híbridos que han multiplicado por cientos las versiones de estos Prunus del subgénero Cerasus (donde están incluidos los cerezos y guindos del huerto) buscando tal vez esa flor perfecta que anhelaba el guerrero Katsumoto en la película El último samurái. “Podrías dedicar tu vida entera a la búsqueda de una [flor perfecta] y no habrías desperdiciado tu tiempo”, le dice al capitán Algren, que encarna Tom Cruise.

“Cuidado. / La contemplación del cerezo / embriaga”, dice el haiku de la poeta japonesa Ogawa Shushiki (1669-1725)
Así, las pequeñas flores de estos cerezos ornamentales pueden tener solo cinco pétalos, ser semidobles, o parecer pequeñas rosas de pitiminí con sus corolas dobles, formadas por un número de pétalos que puede alcanzar el medio centenar. Pueden lucir el blanco más puro o una declinación de tonos rosados que va desde el más sutil al carmín.

Lo mismo sucede con la silueta de los árboles: los cultivares péndulos, de porte llorón, resultan singularmente atractivos, una alternativa a la copa en forma de vaso de la mayoría, que con los años se vuelve más redondeada y abierta.

La copa de los cerezos ornamentales es clara y poco densa. A medida que acaba la floración se viste de un follaje nuevo de color verde claro o incluso de un atractivo color cobrizo en algunas variedades, que se vuelve intensamente verde en verano. En otoño, estos árboles tienen su segundo momento espectacular, cuando las hojas adquieren vibrantes tonalidades amarillas, anaranjadas o rojas antes de caer.

Grandes resistentes

La delicadeza de las flores de los cerezos ornamentales, un verdadero imán para los insectos polinizadores, no quita su gran fortaleza ante el frío intenso (la mayoría de las variedades soportan hasta -23º, zona 6) y la contaminación urbana. Por ello, desde hace mucho tiempo su presencia no se limita a jardines y parques, sino que se multiplica en alineaciones en las calles de las ciudades.

Suelen ser árboles de porte pequeño o medio, que pueden alcanzar entre 4-9 metros de altura y 2,5-7 metros de diámetro. Resultan perfectos como árboles solitarios en un pequeño jardín, y si el espacio lo permite, en bosquecillos y a lo largo de paseos. Suelen injertarse en pie de Prunus avium, el cerezo que da picotas y cerezas.

Árboles de bajo mantenimiento

• Los cerezos de flor exigen pleno sol.

• En general prefieren un sustrato moderadamente fértil y bien drenado (no soportan el encharcamiento); la mayoría toleran cualquier pH.

• Se los considera de bajo mantenimiento; basta podar las ramas secas y mal orientadas. Son sensibles a las podas drásticas y a las heridas de la corteza, que los exponen a sufrir gomosis y al ataque de hongos.

• Los pulgones, orugas y minadores son las plagas más habituales; es necesario vigilar su aparición y controlarlas rápidamente.

Sufren con los vientos fuertes y el aire salino del mar.

  

Cerezos para cultivar en España

Además de los cerezos que aparecen en la columna de la derecha, en España también se puede cultivar con éxito el Prunus ‘Shirotae’, también llamado Prunus serrulata ‘Mount Fuji’. Este pequeño y elegante cerezo es un antiguo cultivar japonés que da flores blancas simples o semidobles de 3-5 centímetros, dulcemente perfumadas. La silueta es muy japonesa, más extendida que alta, con un ramaje casi horizontal. En otoño las hojas ganan un tono anaranjado intenso.

Un bello cerezo de floración rosada es el Prunus pendula ‘Pendula Rosea’, de un lánguido porte llorón en forma de parasol. Las flores se agrupan de a dos o cinco en umbelas, y las hojas son doblemente aserradas, elípticas u ovales. La copa, formada por largas ramas arqueadas, suele extenderse entre 2,5 y 4 metros, lo mismo que alcanza en altura. Es especialmente rústico (-29, zonas 5-8). No vive bien en suelos muy secos. 

El Prunus ‘Accolade’, ideal para jardines pequeños, es un híbrido obtenido en Inglaterra que da flores semidobles de 4 centímetros de diámetro, formadas por 12 pétalos de color rosa pálido que surgen de botones color carmín. La copa es abierta y en otoño el follaje se vuelve rojo anaranjado. 

Puedes ver fotos de todos estos cerezos en Verde es Vida nº75, página 29, en la hemeroteca online.

Un cerezo para cultivar en un gran tiesto

El Prunus incisa ‘Kojo-no-mai’ es uno de los pocos cerezos de flor que se pueden cultivar en tiesto, eso sí, de gran tamaño. Es un arbusto compacto, con ramas ligeramente retorcidas o en zigzag, de lento crecimiento. De sus rojos botones surgen flores simples casi blancas. Las hojas son pequeñas y de color verde claro, y se vuelven intensamente rojas en otoño. Alcanza entre uno y dos metros de alto y extensión, y se puede podar (inmediatamente después de la floración) para mantener el tamaño. También se puede usar en el jardín. El sustrato debe ser fresco y bien drenado.

Hanami: La contemplación de los cerezos en flor

Cuando los cerezos florecen, las multitudes se vuelcan de día y de noche en los parques públicos de Japón para disfrutar del hanami o contemplación de las flores. La efímera belleza de las flores de sakura invita a pasear entre los árboles floridos o hacer un picnic bajo su copa. La tradición, que se cumple desde finales de marzo a comienzos de mayo según la región, se remonta a tiempos muy lejanos, probablemente al periodo Nara (siglo VIII), aunque inicialmente las flores que se contemplaban eran las de ciruelo (ume). Hoy en día, el sakura-senzen, es decir la llegada del frente de los cerezos en flor, es anunciada puntualmente por el servicio meteorológico, un pronóstico clave, ya la floración dura solo una semana o dos. Esta fiesta de las flores de cerezo se celebra también en ciudades como Washington (donde abundan los Prunus serrulata ‘Kanzan’ y Prunus x yedoensis) y Toronto. En España, el valle del Jerte, en Cáceres, congrega gran número de visitantes en la Fiesta de la Primavera y el Cerezo en flor.

Más información:

Ficha Prunus serrulata ‘Kanzan’, Verde es Vida nº72, página 38 (ver en la web).

Ficha Prunus cerasifera ‘Pisardii’, Verde es Vida nº57, página 38 (ver en la web).

  • Prunus serrulata ‘Kanzan’
    Prunus serrulata ‘Kanzan’

    Es uno de los cerezos de flor más cultivados en España. Se utiliza como árbol ornamental en jardines y calles. Sus flores dobles semejan pequeñas rosas rosadas, que surgen agrupadas en ramilletes. Sus hojas, de márgenes aserrados, son cobrizas al nacer. Vive bien en los suelos calizos y poco profundos; en cambio sufre si son muy húmedos o arenosos. Más información en la ficha de www.verdeeesvida.es.
    Foto: Mille d’Orazio

  • Prunus x yedoensis
    Prunus x yedoensis

    Una abundante floración de color blanco puro caracteriza a este híbrido natural de porte abierto y ramas colgantes. Las flores miden 2,5 centímetros de diámetro y huelen ligeramente a almendra. Las hojas son simples y alargadas (12 centímetros) y se vuelven doradas en otoño. Tolera -29º (zonas 5-8) y se adapta a todo tipo de suelos, desde los pobres a los ricos, arenosos y arcillosos, siempre que no estén pavimentados. Puede alcanzar los 10 metros de altura. Ha dado lugar a numerosos cultivares.
    Foto: iStock/ Bennewitz

  • Prunus subhirtella ‘Autumnalis’
    Prunus subhirtella ‘Autumnalis’

    Su gran ventaja es que si no hace demasiado frío, puede florecer de forma continuada desde noviembre hasta finales de abril. Las flores son semidobles, de color rosado muy claro, a lo que se suma un follaje verde tierno en verano y de intensos tonos amarillos en otoño. Las ramas son ligeramente inclinadas, pero también existe una variedad péndula. Vive bien en suelos pobres, arcillosos, arenosos o calcáreos; no se recomienda para zonas pavimentadas.
    Foto: Marco Mastrojanni

  • Prunus ‘Okame’
    Prunus ‘Okame’

    Sus botones florales de color carmín se abren dejando ver una corola de tonos rosados que cuelga como una minúscula sombrilla. En otoño sus hojas grandes de bordes aserrados se tornan escarlata. Es ideal para jardines pequeños y espacios estrechos.
    Foto: Kew on Flickr

Reportaje completo nº 75 >> página 28