Las flores (y el fruto) de la Pasión
Pasión por la Pasión de Cristo, simbolizada en una flor. Su círculo de largos filamentos, la corona de espinas; los estambres, las cinco llagas; el pistilo, la cruz; los estigmas, los tres clavos... y el perfume, aroma a santidad. Los misioneros jesuitas españoles en América del Sur habían encontrado en la selva un oportuno recurso didáctico para la catequesis. Linneo lo tuvo en mente cuando bautizó al género Passiflora. Son cientos las especies, híbridos y cultivares que responden hoy a ese nombre.
La muy fragante Passiflora x belotii o ‘Emperatriz Eugenia'. Luce pétalos rosados en dos tonos distintos. Foto: ShutterstockLas pasifloras que enseñamos aquí son una mínima muestra de lo diversas que pueden ser sus flores: en el color, tamaño y longitud de los pétalos y sépalos, de su singular corona de espinas de filamentos lisos, bitonos, estriados, cortos, largos, rectos, frisados... y de la llamativa estructura que conforman los estambres y el largo pistilo con su trío de estigmas. Elementos que se recombinan en composiciones a cual más exótica. Para empezar, la de la propia pasiflora azul, Passiflora caerulea*, no por común menos asombrosa, y refinadísima en su variedad ‘Constance Elliott’*, totalmente blanca a excepción de los órganos reproductores.
Otras recuerdan una anémona de mar, como la Passiflora actinia, Passiflora alata* y Passiflora quadrangularis*, la pasiflora gigante, cuya flor puede desbordar la palma de una mano.
Y así varios cientos, entre especies, híbridos naturales y cultivares. Todas de largas floraciones veraniegas.
Las pasifloras son en su inmensa mayoría nativas de las selvas tropicales y subtropicales de América, arbustos trepadores vigorosos que emiten zarcillos para escalar. Su abundante follaje, por lo general perenne, está formado por hojas simples o con tres, cinco, siete e incluso nueve lóbulos. Sus perfumadas y nectaríferas flores atraen a los polinizadores y producen conspicuos frutos, comestibles en muchas especies.
En el suelo del jardín o en una maceta espaciosa
Lo ideal es plantarlas al sol —en la sombra ligera dan menos flores— en un lugar donde tengan espacio suficiente para crecer, estén protegidas del viento y cuenten con un soporte donde sujetarse: un muro con alambres, un cenador, una pérgola... Pueden trepar muchos metros rápidamente y son muy volubles.
Necesitan un suelo suelto y bien drenado y riegos profundos y generosos sobre todo en verano, lo cual contribuye a que las raíces puedan afrontar mejor el frío y la falta de agua.
También se adaptan a la vida en tiestos y jardineras, cuanto más grandes mejor, provistas de enrejados o arcos para enredarse, y siempre con aportes periódicos de abono. Las que crecen en el jardín, en cambio, suelen responder al exceso de fertilización produciendo mucho follaje y pocas flores.
El cultivo al aire libre exige tener en cuenta cuánto frío son capaces de soportar. Una de las claves de la popularidad de la Passiflora caerulea y sus variedades es su tolerancia a las bajas temperaturas: resisten hasta -12 grados (zonas 8-10) y según la benignidad del clima pueden conservar el follaje o perderlo para rebrotar en primavera. Igual de rústicas son la Passiflora quadrangularis, ‘Lady Margaret’, Passiflora alata, Passiflora incarnata, Passiflora x belotii, Passiflora x violacea y Passiflora lutea, en tanto ‘Amethyst’ y Passiflora actinia soportan hasta -7 grados (zonas 9-10). La Passiflora vitifolia, Passiflora tripartita var. mollissima, Passiflora coccinea y Passiflora racemosa solo resisten hasta -1 grados (zonas 10-12).
El maracuyá o fruta de la pasión
El maracuyá o fruta de la pasión, de delicioso aroma y sabor acidulado, capaz de convertir cualquier macedonia de frutas en una instantánea evocación tropical, es producido concretamente por la Passiflora edulis, de corola blanca y larguísimos filamentos morados con las puntas blancas que tienden a frisarse y ocultarla. Los frutos son bayas ovales o esféricas de cuatro a diez centímetros de diámetro, con una piel lisa y brillante de color verde o burdeos, según la variedad, que se arruga al madurar. Su fragante y jugosa pulpa amarilla, rica en vitaminas C y A, contiene pequeñas semillas negras. Se emplea en batidos y postres de frutas frescas, helados, mousses y tartas. Esta pasiflora se puede cultivar al aire libre en las regiones libres de heladas (zonas 10-12). El riego ha de ser abundante durante el periodo de crecimiento y fructificación.
Son también comestibles los frutos de la Passiflora tripartita var. mollissima, llamados banana passion por su color amarillo y forma alargada, así como los insípidos pero vistosamente anaranjados de la Passiflora caerulea. Los de la muy vigorosa Passiflora quadrangularis son particularmente grandes: de 10 a 30 cm de largo y 8 a 16 cm de diámetro, ¡como un melón!
* Cuenta con el Award of Garden Merit de la Royal Horticultural Society por sus buenas cualidades jardineras.