Mandevilla maravilla
Alguna mandevilla está buscando su lugar en tu terraza o tu patio. Estas trepadoras que florecen sin cesar desde la primavera hasta la llegada del frío amplían año a año su carta de colores: aterciopelados rojos, rosados intensos o suaves, amarillos vivos o pálidos, cremas o blanco puro... Nativas de América del Sur, han llegado para quedarse.
Las mandevillas son trepadoras de base leñosa y tallos volubles ideales para enredar en una reja, pero también pueden adoptar una forma compacta como el cultivar ‘BahÃa’, desarrollado por Viveros Las Fresas en AlmerÃa.En los centros de jardinería verás mandevillas (o dipladenias, como también se las conoce aún) formateadas de muchas maneras distintas: como las trepadoras que son, pero también como pequeños arbustos floridos en una jardinera, en cestas colgantes, columnas, pirámides, arcos, e incluso como arbolito con los tallos trenzados… Diversos modos de dar juego a las grandes flores en forma de trompeta y una gama cromática en expansión: de los rosas fuertes clásicos a los pálidos, de los rojos y escarlatas al amarillo, los cremas, el blanco… y últimamente un delicado albaricoque. Surgen en ramilletes en el extremo de los tallos, contra el fondo verde oscuro de sus brillantes hojas perennes.
Notas sobre el cultivo
Al ser de origen tropical, las mandevillas sufren cuando la temperatura baja de 12º y pueden morir si desciende de -1º, sobre todo si el frío es constante. Es tal vez su único punto débil, ya que toleran bien el calor e incluso la falta de agua y la sequedad ambiental si no se prolongan demasiado. Se han desarrollado híbridos que la resisten mejor, así como el frío. En todo caso, se pueden proteger con velos o fundas de hibernación, o trasladarlas a un sitio muy luminoso dentro de casa o a un invernadero. En el centro de España se suelen tratar como si fueran una planta anual y desecharse tras la floración.
• Dónde situarlas: En sombra ligera pero muy luminosa para que den muchas flores. Si se usan como trepadoras hará falta un soporte donde atar sus tallos volubles; pueden alcanzar entre dos y tres metros de altura. En las zonas de clima suave se pueden plantar en el jardín, protegidas del viento del norte.
• Sustrato: Ha de ser rico en nutrientes, ligeramente ácido, fresco y bien drenado para evitar el encharcamiento. Si se cultivan en maceta conviene trasplantarlas cada primavera o renovar la capa superficial de la tierra.
• Riego: Precisan riego constante mientras están en flor, siempre dejando que el sustrato se seque ligeramente entremedias. En los meses más cálidos y secos agradecerán las pulverizaciones frecuentes con agua, lo cual también mantendrá a raya a los ácaros. De noviembre a febrero solo se deben regar esporádicamente.
• Abono: Para que florezcan de forma abundante y continua es necesario proporcionarles nutrientes de febrero a septiembre, en la dosis y con la frecuencia que indique el envase.
• Plagas: En condiciones de mucha sequedad y calor es probable que las ataque la araña roja. La cochinilla algodonosa puede formar sus colonias en las axilas de las hojas.
• Poda: Los tallos volubles se pueden acortar para conseguir un aspecto más compacto si se desea una forma arbustiva. De los cortes emana un látex que puede irritar a piel. No hace falta eliminar las flores marchitas.
Una creciente carta de variedades
Las flores de las mandevillas se abren en cinco lóbulos aterciopelados que dejan ver una garganta generalmente amarilla, aunque también puede ser blanca o rosada. Tienen unos siete centímetros de diámetro, pero muchos híbridos lucen flores más grandes. Muchas de las mandevillas que cultivamos en casa provienen de viveros españoles, como, ‘Bahía’ (en la foto de abajo), desarrollada por Viveros Las Fresas en Almería, una variedad compacta y muy florífera.
Agradecemos a Viveros Las Fresas la supervisión de estas páginas.
Más información:
• Ficha: Mandevilla sanderi