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Un jardín con aroma a tomillo

Además del Thymus vulgaris, que es el tomillo que usamos como condimento en la cocina, el género abarca una extensa variedad de especies de gran interés para la jardinería mediterránea sostenible. Estas pequeñas plantas aromáticas de aire silvestre aman el pleno sol y soportan la sequía y el viento. Muchas de ellas son tapizantes.

Thymus x citriodorus 'Golden Lemon' (izquierda) y Thymus serpyllum desbordando sobre un camino de jabre en un jardín creado por Estudio Mix (derecha). Fotos: Floramedia y Estudio Mix

Todo es discreto en los pequeños tomillos: minúsculas hojas y flores bilabiadas (como las del romero) agrupadas en inflorescencias con aspecto de gruesas espigas más o menos densas… y un delicioso perfume a campo mediterráneo bajo un cielo radiante de sol. Por su riqueza en aceites esenciales, los tomillos llevan milenios entre los condimentos más utilizados en la cocina, como también en medicinales infusiones y baños de inmersión de propiedades relajantes. Nunca han faltado en los tiestos y jardines de aromáticas, pero también reclaman un lugar por derecho propio entre las plantas de jardín.

Los tomillos son plantas muy bien adaptadas a la sequía, el calor y el frío. Además viven bien en suelos pobres, arenosos y pedregosos, por lo tanto bien drenados, y calizos.
Existen unas 220 especies del género Thymus —36 de ellas presentes en la flora de la Península y Baleares, incluidos varios endemismos, más 71 híbridos naturales—, además de inumerables subespecies, variedades y cultivares: el abanico de opciones es amplísimo.

¿Qué aportan los tomillos a los jardines mediterráneos?

Son especies muy bien adaptadas a la sequía, el calor y el frío (-15º, zona 7), que además viven bien en suelos pobres, arenosos y pedregosos, por lo tanto bien drenados, y calizos.

Los tomillos forman parte de la paleta vegetal que los paisajistas María Barceló y Xoán Pérez, de Estudio Mix, escogieron para un proyecto en un enclave de Castilla-León donde la lluvia es escasa, los veranos muy calientes y los inviernos muy fríos. “La ubicación de la finca en medio de un paraje natural nos pedía utilizar masas de plantación autóctonas, de bajo requerimiento hídrico, que favoreciesen la biodiversidad y que a su vez desdibujasen los límites entre los solados y la plantación tanto en los caminos de jabre como en las zonas de escaleras”, explican en Mix. “En el entorno crecían tomillo blanco (Thymus mastichina), tomillo aceitunero (Thymus zygis) y cantueso (Lavandula stoechas), entre otras especies, con lo cual decidimos utilizar tomillo rastrero (Thymus serpyllum) como tapizante. En tan solo unos años, y con un requerimiento hídrico mínimo, ha creado una transición armónica entre el estrato arbustivo de menor altura y los caminos. Además, florece durante más de tres meses y atrae a mariposas, abejas, polillas y otros polinizadores”. La adaptabilidad de este tomillo les ha permitido utilizarlo también en cubiertas verdes tanto intensivas como extensivas.


Pequeñas matas erguidas

En su inmensa mayoría, los tomillos son subarbustos muy ramificados con tendencia a recostarse sobre el suelo. Suelen desarrollar unos 10-30 cm de altura (hasta 50 cm en algunas especies) y se pueden usar junto a plantas de similares exigencias en plantaciones de estilo mediterráneo, jardines aromáticos y rocallas.

Thymus vulgaris (↕ 25-30 cm), el tomillo común, de pequeñas hojas muy aromáticas y flores rosa pálido en primavera. Vive bien en suelo calizo y resiste el aire del mar. La variedad palearensis, nativa de Cataluña, emite flores blancas desde febrero a junio-julio. Los tallos jóvenes de las matas del cultivar ‘Silver Posie’ son rosados y el follaje resulta especialmente luminoso por los márgenes blancos de las hojas, de fragante aroma acitronado.

Thymus x citriodorus (↕ 10-25 cm), el tomillo limón, forma matas con tendencia a recostarse. El follaje, de un brillante tono verde ácido, desprende notas cítricas. Las flores son rosa pálido. Las hojas del ‘Aureus’ o ‘Golden Lemon’ son amarillo limón (foto de la izquierda).

Thymus mastichina (↕ 30-50), la mejorana, almoradux o tomillo blanco que crece silvestre en gran parte de la Península, es sumamente aromático y muy resistente a la sequía (código 5/6 de Olivier Filippi). Se cubre de copiosas inflorescencias blancas con aspecto de esponjosos pompones entre mayo y julio. Se puede plantar en sombra.

Thymus carnosus (↕ 15-30), ideal para jardines costeros, desarrolla raíces muy profundas para resistir la sequía. Da flores blancas o rosa claro de mayo a septiembre. Requiere un suelo ácido muy drenante.

Thymus longiflorus (↕ 15-30), un endemismo de las sierras del sur de España cuyas matas densas en forma de cojín se cubren de flores de un vivo color púrpura entre mayo y julio. Resiste el aire marino.

Thymus hyemalis (↕ 15-50), muy adaptado a la aridez como endemismo del sudeste peninsular (Almería, Murcia, sur de Alicante). Florece de octubre a mayo, con una pequeña pausa en diciembre.

Thymus zygis (↕ 10-30), el tomillo salsero o aceitunero que crece silvestre en toda la Península desde el nivel del mar a los 2.000 m y en todo tipo de suelos. Da flores blanco crema de mayo a julio.

Thymus baeticus (↕ 15-50), un endemismo del sur de España cuyas matas son erguidas y raramente se postran. Produce flores crema o blanquecinas entre marzo y mediados de julio. Tolera el aire marino.


Los que forman alfombras

Los tomillos rastreros tienen un aspecto más herbáceo y sus tallos enraízan en contacto con el suelo creando alfombras que admiten cierto grado de pisoteo. Se suelen plantar en las juntas de las escalinatas y caminos de piedra, o como alternativa al césped. Entre ellos destaca el Thymus serpyllum (↕ 10-15 cm), que da flores rosadas en verano (blancas en el ‘Album’). El cultivar ‘Lemon Curd’ huele a limón, crece rápido y ahorra el trabajo de escarda al ser alelopático. El ‘Elfin’, en cambio, es de lento crecimiento y forma matas de solo 1-5 cm de altura que se extienden 25-30 cm recordando una mancha de musgo. El Thymus praecox (↕ 5-10 cm) florece en color rosa oscuro de mayo a septiembre, al igual que sus variedades ‘Pseudolanuginosus’ y ‘Larzac’. El color es aún más intenso en el ‘Red Carpet’, y blanco en el ‘Albiflorus’. El Thymus ciliatus (↕ 2-8 cm) se distingue por su aspecto lanoso y da flores rosa claro en mayo; es alelopático. Nativo de Córcega y Cerdeña, el Thymus herba-barona (↕ 5-10 cm) emite flores rosa violáceo en mayo y junio y huele a tomillo, comino y cítricos. Endémico de la Península, el Thymus godayanus (↕ 5-30 cm) es tapizante y ligeramente pisable; emite flores rosa pálido con tallos muy cortos.


Agradecemos a María Barceló y Xoán Pérez de Estudio Mix la información aportada para este artículo. 

  • Plantas esenciales para la biodiversidad
    Plantas esenciales para la biodiversidad

    Los terpenos presentes en los aceites esenciales de las hojas, polen y néctar de los tomillos inhiben el desarrollo de microbios asociados a enfermedades de las abejas y abejorros, según revela un estudio científico. Pero además, estas plantas juegan un papel clave en la supervivencia de varias mariposas, entre ellas la Hormiguera de lunares, Phengaris arion (en la foto), que se considera casi amenazada y figura en el listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial. Las mariposas depositan los huevos en las flores y las orugas se alimentan de las plantas en su primera fase.
    Foto: Shutterstock

  • Thymus praecox
    Thymus praecox

    Este tomillo se despliega como una alfombra de apenas 5-10 centímetros de altura.
    Foto: Floramedia

  • Thymus praecox
    Thymus praecox

    Una variedad de Thymus praecox que se cubre de flores blancas.
    Foto: Floramedia

Reportaje completo nº 97 >> página 30