Ãrboles que devoran templos...
Un gran árbol apoderándose de una construcción humana: en el templo de Ta Prohm, en Angkor, Camboya, la fascinación por las ruinas se inflama con la imagen de la naturaleza enseñando su poderío.
Texto_ Elita Acosta, directora editorial de Verde es Vida
El gran árbol cuyas raíces se funden con el templo de Ta Prohm, en Angkor, empezó su lenta conquista de los techos y muros de arenisca en algún momento entre el abandono del complejo en el siglo XV y su descubrimiento a comienzos del siglo XIX invadido por la selva tropical. Es un spung, el nombre camboyano del Tetrameles nudiflora, un gigante de la jungla del Sudeste Asiático que puede alcanzar entre 25 y 50 m de altura y se dota de un poderoso contrafuerte para asegurarse estabilidad en suelos poco profundos, como los techos de un templo. En Ta Prohm, el mimetismo entre corteza y piedra impresiona tanto como la fuerza incontenible que expresan las raíces y el largo tronco que se eleva limpio más de una treintena de metros hasta rematar en una pequeña copa provista de pequeñas hojas caducas.
El spung no forma arboledas ni su madera, demasiado blanda, tiene un interés especial, al revés que la teca (Tectona grandis), con la que suele convivir. En el recinto de Angkor, tecas centenarias indultadas por los arqueólogos bordan el suelo con sus raíces superficiales.






