Verde es Vida nº 83
49 FOTOS: JESÚS MORAIME GRANDES JARDINES L a tradición romana dejó su impronta en la casa mediterrá- nea con la sabia conjunción de espacios abiertos y cerrados: atrio-impluvium, peristilo y hortus se suce- dían sobre el eje de la domus. En nuestras tierras andaluzas esta tradición se mantiene vigente dada la benignidad del clima invernal y la necesidad del contrapunto térmico apor- tado por la vegetación en los meses estivales. Esta permeabilidad a lo verde de la casa an- daluza es encarnada a la perfección por el Pa- lacio de las Dueñas, solar sevillano de la Casa de Alba que toma su nombre de un desapare- cido convento de monjas, y cuna de Antonio Machado, que a la sazón creció en la intimi- dad de estos patios. “Mi infancia son recuer- dos de un patio de Sevilla, y un huerto claro donde madura el limonero”, cantó el poeta. El Patio del Apeadero nos recibe con su campo de naranjos entre cercados de boj y Galerías mudéjares del patio principal, convertido en jardín a finales del siglo XIX. Albero y almagra colorean las paredes. Sobre los capiteles, armas de los Ribera y los Portocarrero. Las esculturas clásicas del fondo enmarcan el arranque de la escalera. Puerta de acceso al palacio de 1711. El panel de azulejería del tímpano del arco representa las armas de la Casa de Alba. Jardín del Apeadero y fachada de acceso al palacio cubierta de buganvillas de color fucsia e hibiscos rojos. ▷ Un jardín enlazado a un palacio Entre las callejuelas del barrio de los gitanos de Sevilla, entre altas tapias blanqueadas, se desbordan las frondas del Palacio de las Dueñas, la residencia favorita de Cayetana Fitz-James Stuart y Silva, la XVIII duquesa de Alba. El paisajista y estudioso de la historia de los jardines Jesús Moraime describe en estas páginas ese secreto tras los muros recien- temente abierto al público, un ecléctico conjunto botánico saturado de color y aromas entre las sombras de los patios y el borboteo de las fuentes. PALACIO DE LAS DUEÑAS, EN SEVILLA
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