Recolectar y coleccionar semillas, pequeños tesoros de la naturaleza
El otoño nos brinda una oportunidad única para compartir con los niños: recolectar semillas y conservarlas. No solo son un recurso hermoso y lleno de vida, sino que también resultan fascinantes por lo que representan: estrategias de dispersión y supervivencia de las plantas tan sorprendentes que bien podrían contarse en cuentos, como historias de aventuras o batallas.
Texto_ Rojomenta, formación y proyectos de jardinería ecológica
¿Por qué no coleccionar semillas como lo hacemos con cromos? También son intercambiables, y algunas incluso difíciles de conseguir. Recolectar semillas con los más pequeños de la casa puede convertirse en una actividad estimulante y sencilla, ideal para disfrutar en un parque o jardín, e iniciar así una colección de un universo inagotable de tamaños, colores y texturas. El objetivo de esta colección no es reunir muchas semillas, sino que este acopio de pequeños tesoros de la naturaleza sea una excusa para detenerse, observar, disfrutar y aprender.
Helicópteros, ganchos y pinchos
Merece la pena prestar especial atención a las formas y los tejidos de cada semilla, porque nos dan pistas de cómo se mueven y adaptan las plantas al medio en el que viven.
Observaremos las pequeñas alas que algunas han desarrollado para volar como auténticos helicópteros —como en los arces o los tilos—; los pinchos, ganchos, o sustancias pegajosas con las que se agarran a nuestra ropa o al pelaje de algún animal —como en la caléndula o el pitósporo—, o los ricos frutos dulces y/o coloridos que las envuelven para que los animales las desplacen largas distancias tras ser ingeridos, como en el cotoneáster, el laurel o el escaramujo de la rosa.
Las semillas también nos sirven como recurso para abordar nuestro propio ciclo de la vida o el ciclo del año en el que se suceden las estaciones, porque como bien dijo el paisajista Piet Oudolf “Todo lo que hacemos en una vida, sucede en un año en un jardín”.
Aprender a esperar
Pero podemos ir más allá de la imagen clásica de la germinación y el cierre del ciclo vital: se trata de aprender a esperar. Muchas semillas son verdaderas maestras de la paciencia, capaces de permanecer dormidas durante años, aguardando las condiciones adecuadas de luz y humedad para despertar y brotar.
¿Y qué hacemos después con las semillas de nuestra colección? Aprender a sembrarlas implica otro capítulo, pues muchas necesitan procesos físicos o químicos para germinar y un correcto proceso de siembra. Pero si has recolectado algunas silvestres siempre puedes devolverlas a algún terreno baldío con la intención, o al menos trasmitir el mensaje a los más pequeños, de favorecer la biodiversidad vegetal en nuestros espacios.
Recolectarlas de forma respetuosa
• Recolecta las semillas maduras de forma cuidadosa, sin dañar las plantas, si es que la semilla no cae al suelo, como por ejemplo lo hacen las del castaño de Indias (Aesculus hippocastanum) o las bellotas de las encinas, robles y alcornoques.
• Las semillas también son alimento para la fauna del jardín, como pájaros, pequeños roedores como las ardillas, e insectos como las hormigas. Por eso es importante no recolectarlas todas. Se trata también de una buena oportunidad para hablar con los niños sobre compartir recursos naturales y finitos con otras especies con las que cohabitamos en el jardín y el medio natural.
Cómo conservar las semillas
• La conservación de semillas varía según el tipo, por lo que vale la pena investigar cada caso. Como regla general, las grandes y con mayor contenido de agua suelen conservarse peor y deben sembrarse pronto. En cambio, muchas semillas pequeñas pueden guardarse durante más tiempo en bolsas de papel o tarros de cristal, siempre alejadas de la luz solar y de la humedad. Se deben mantener en un lugar fresco o incluso en la nevera si queremos simular que ha pasado ya el invierno y ha llegado el momento apropiado de ‘nacer’.
• Utiliza botes pequeños de cristal con tapa, sobres de papel o cajas de madera clasificatorias para conservar la colección. Un pequeño embudo puede facilitar el manejo de las semillas. Evita usar materiales contaminantes o plásticos innecesarios.
• Anota el lugar y la fecha de recolección de cada semilla, datos interesantes de cara a una futura germinación. Se pueden utilizar pegatinas. De este modo ayudarás a introducir a los más pequeños en la indagación y el proceso científico.
Recursos para mejorar el aprendizaje
• Dispón de recursos didácticos, como figuras o puzles, que ayuden a explicar el ciclo de una semilla de una forma visual y manipulativa.
• Lee cuentos sobre naturaleza y en concreto sobre plantas, especialmente aquellos con ilustraciones llamativas que despierten la curiosidad y fomenten el vínculo emocional con el mundo vegetal.
• Realiza actividades artísticas como bonitos mandalas o creativas composiciones de land art hechas con semillas. La manipulación de diferentes tipos de semillas os ayudará a descubrir la gran diversidad de formas, texturas y colores que la naturaleza ofrece.
Más información:
• Recolectar y conservar las semillas







