Son insectos útiles, ¡no los mates!
Además de las abejas, abejorros y mariposas, conocidos polinizadores, hay muchos otros insectos que se consideran fauna útil porque actúan controlando algunas de las peores plagas en nuestro huerto o jardín. Veamos cuáles son los más beneficiosos y cómo podemos favorecerlos en su apreciada labor.
Mariquita en su fase adulta (1) y larvaria (2); crisopa en su fase adulta (3) y larvaria (4); sĂrfido (5) y larva de luciĂ©rnaga alimentándose de un caracol (6). Fotos: Adobe Stock y ShutterstockTexto_ Leire Paz Leiza, bióloga
Mariquitas
Estos coloridos escarabajos coccinélidos constituyen un excelente recurso en el control de los áfidos (pulgones), ya que consumen grandes cantidades de estos insectos-plaga, tanto en su fase adulta (foto 1) como larvaria (foto 2). A las adultas también les encanta el polen. La especie más conocida es la roja y negra de siete puntos (Coccinellia setempunctata, foto 1), pero existen otras tan bonitas como eficaces comedoras de pulgones: por ejemplo, la roja de diez puntos (Adalia decempunctata), amarilla con lunares negros (Psyllobora vigintiduopunctata), naranja con lunares blancos (Halyzia sede-cimguttata), etcétera.
Crisopas
Son unos insectos voladores de la familia Chrysopidae, de aspecto frágil y delicado (foto 3) que, aunque inofensivas para los humanos y nuestras mascotas, en su estado larvario (foto 4) se comportan como unas depredadoras de pulgones tan voraces que reciben el apodo de león de áfidos.
Sírfidos
Se trata de unas moscas que, para evitar ser depredadas, se hacen pasar por avispas gracias a su coloración a rayas negras y amarillas, aunque en realidad son inocuas y carecen de aguijón; hacen unos vuelos estáticos muy característicos. Como adultos (foto 5), los sírfidos liban el néctar de las flores, pero en fase larvaria son unos absolutos exterminadores de áfidos.
Luciérnagas
En la península Ibérica y las islas habitan distintas especies de estos singulares coleópteros lampíridos que tienen la capacidad de emitir luz con el abdomen (principalmente para atraer pareja). En la foto 6, Lampyris noctiluca, la más común. Sus larvas, nocturnas y más activas en condiciones de humedad, se alimentan, entre otros, de caracoles y limacos a los que inyectan un fluido tóxico y digestivo que convierte a la presa en un caldo marrón que la larva puede ingerir.
Avispas parasitoides
Forman un grupo muy diverso de avispas (himenópteros) que ponen huevos en otros invertebrados, de manera que cuando eclosionan, las larvas se alimentan de los tejidos y terminan por matar al hospedador. Cada tipo de avispa parasitoide suele estar especializado en una o unas pocas especies hospedadoras. Las dos familias más comunes y beneficiosas son las de los bracónidos y los icneumónidos, ya que atacan a las orugas de lepidópteros (mariposas y polillas), como las voraces orugas de la col, que afectan a los cultivos de repollo, brócoli, kale... En la foto 7 (abajo), una oruga es parasitada por larvas de Cotesia congregata en una tomatera.
Carábidos
Son unos escarabajos oscuros con un característico brillo metálico en sus élitros (para entendernos, las tapas de sus alas) y tórax. Actúan a nivel del suelo cazando gran variedad de invertebrados incluidos los limacos y larvas de tipúlidos (los falsos mosquitos gigantes), esos gusanos oscuros que permanecen bajo tierra alimentándose de raicillas y pueden causar grandes estropicios en el huerto, así como los dañinos gusanos cortadores, que no son sino orugas de distintas especies de polillas, que durante el día se refugian en el suelo y por la noche emergen a alimentarse de las plantas llegando a segarlas por el tallo. En la foto 8 (abajo), Cicindela campestris, presente en la mayor parte de la Península y Baleares.
Mantis religiosa
También llamado santateresa, este solitario insecto de color verde o pardo (foto 9, abajo), puede alcanzar los 7 cm de largo y, contrariamente a lo que suele creerse, no es venenoso: únicamente se vale de sus fuertes patas delanteras —por la posición en las que las mantiene parece que está rezando— provistas de espinas, para atrapar a sus presas, que abarcan desde moscas y mosquitos hasta saltamontes y cucarachas.
Ciempiés
Estas primitivas criaturas que son los ciempiés o quilópodos no son propiamente insectos aunque comparten algunas de sus características. Cazan por la noche recorriendo incansablemente el suelo, tanto en superficie como por debajo de ella, en busca de invertebrados a los que inyectan veneno para devorarlos después, como los caracoles y babosas, cochinillas, etcétera. Suelen tener 35-40 pares de patas (algunas especies hasta 200). En la foto 10 (abajo), Scutigera coleoptrata, endémico de la cuenca del Mediterráneo.
Cómo atraerlos al jardín y el huerto
Mariquitas, crisopas y avispas parasitoides se comercializan como agentes de lucha biológica sobre todo para los cultivos agrícolas en invernadero, aunque no siempre se trata de especies autóctonas y por tanto su comportamiento en libertad y su consiguiente efecto en los ecosistemas resulta impredecible. Por ello recomendamos atraer a estos valiosos aliados a nuestro huerto o jardín y mantener sus poblaciones de manera natural: por ejemplo, cultivando flores como caléndulas, tagetes, angélicas, hinojos, cosmos, dalias, ásteres, aquileas… que producen polen y néctar de los que se alimentan los adultos de algunas de estas especies, o proporcionándoles refugio en forma de hotel de insectos o simplemente apilando ramas o piedras en algún rincón. Es importante emplear fitosanitarios que no los perjudiquen.
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