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verde
es
vida
JARDINERÍA
E
l humilde espliego, esa
Lavan-
dula angustifolia
que crece
en los campos de la Provenza,
pero también de Brihuega, en
Guadalajara, convertida en una postal me-
diterránea, es la progenitora de cultivares de
extraordinario rendimiento en los jardines,
como el ‘Hidcote’ o el ‘Munstead’… incluso
FOTOS: THE GARDEN COLLECTION; FLORAMEDIA; FLETCHER; CONTEMPORANIUM
Un mundo de
color lavanda
Un color. Un perfume. Un paisaje. Las lavandas son puro Mediterráneo.
Nativas de los campos del sur de Europa y Medio Oriente, hoy se
multiplican en jardines y terrazas en variedades y cultivares sin fin.
Esta expansión del género
Lavandula
es todo un signo de los tiempos:
estas plantas leñosas de espigas azules disfrutan de una adaptabilidad
innata a las condiciones climáticas de la Península, Baleares y Canarias.
abandonando el azul pastel de sus flores para
adoptar tonos morados, un rosa pálido o un
blanco inmaculado. Y cómo seguir llaman-
do tomillo borriquero o
cap d’ase
(cabeza de
asno) a esa
Lavandula stoechas,
el cantueso
que crece silvestre en gran parte de la Penín-
sula, Baleares e incluso Canarias, que se ha
vuelto tan sofisticado: solo hay que ver las
combinaciones tonales que se han obtenido
jugando con el color del penacho de brácteas
que corona las espigas florales.
En un círculo virtuoso, la popularidad de
estos subarbustos ha estimulado la labor de
los obtentores, especialmente en los países an-
glosajones, que han conseguido cultivares que
potencian las cualidades ornamentales y sen-
soriales de estas plantas. Y esto sin que pier-
dan ni un ápice de su carácter mediterráneo y
su aire informal, modesto incluso, y silvestre.
Si el azul sin igual de sus espigas y su aromá-
tico follaje resultan irresistibles, su capacidad
de adaptación a las condiciones climáticas y
los suelos pedregosos, secos y pobres está en
sus genes, como nativas del Sur de Europa,
Oriente Medio y la Macaronesia (Canarias
atesora cinco endemismos, fíjate en la página
11). De allí su omnipresencia en los jardines
de bajo riego y su irrupción en la jardinería
pública. Además, su riqueza en néctar las con-
vierte en un festín para abejas y mariposas.
Qué necesitan las lavandas
A pleno sol están en la gloria, soportan el calor
fuerte, necesitan poca agua, apenas requieren
abono y gozan del indulto de toda clase de pla-
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