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ROBERT COUSE-BAKER
FOTOS: FLORAMEDIA; THE GARDEN COLLECTION
gas. Según la especie o el cultivar será mayor
o menor su grado de tolerancia al frío, aunque
este aspecto se puede relativizar plantándolas
en un lugar donde estén protegidas. Eso sí, son
sensibles al exceso de agua en el terreno, por
lo que hay que asegurarles un sustrato suelto y
bien drenado, de tipo arenoso o pedregoso. Si
contiene mucha arcilla o no drena bien lo me-
jor es plantarlas en caballones o arriates ele-
vados. Se deben regar cuando la tierra se haya
secado. Prefieren una atmósfera seca y resis-
ten el aire salino del mar, pero no les sienta
bien la humedad ambiental (aunque mojadas
por la lluvia emanan el aroma más delicioso).
Si se cultivan en tiesto es clave que cuente
con una buena capa de drenaje en la base y
suficientes agujeros para que el excedente de
agua no se acumule. Lo ideal es usar un sus-
trato para plantas mediterráneas. El riego
debe ser regular pero en pequeñas dosis.
Cuándo y cuánto se podan
Las lavandas son plantas de bajo manteni-
miento que solo requieren ser podadas para
conservar la forma, favorecer un follaje más
frondoso y una floración más abundante, y
sobre todo evitar que se vean deslucidas por
la falta de hojas en la parte baja de las ramas.
“Cuanto más se podan las lavandas, mejor”,
afirma el paisajista Miguel Urquijo. “En los
dos o tres primeros años habría que centrarse
en formar estructura de planta y no estar tan
pendientes de la flor. Para que duren muchos
años en buena forma —entre 12 y 15 y no en-
tre ocho y 10 como es habitual— y no se pon-
gan leñosas enseguida habría que recortarlas
al menos dos veces al año, y si es posible tres.
La primera vez hacia finales de julio, sacrifi-
cando algo de la floración; así se conseguirá
densidad en la planta y una más que probable
segunda floración en septiembre, de menor
intensidad que la primera pero válida. El se-
gundo recorte se hace después de esta reflo-
ración, procurando que sea no más tarde de
mediados de octubre para evitar que las afecte
el frío. Y por último un tercer recorte a la sa-
lida del invierno o comienzos de primavera si
hubiera perdido un poco la forma o redondez”.
El recorte debe hacerse entre dos y tres de-
dos por debajo del tallo de la espiga floral. En
todo caso, nunca más de un tercio del largo de
las ramas y, en la medida de lo posible, evitan-
do cortar en la madera vieja, la parte leñosa.
Los esquejes semileñosos de la poda de verano
se pueden utilizar para obtener nuevos ejem-
plares. Con las flores secas de las espigas es
tradicional rellenar saquitos perfumados.
X
Lavandula stoechas
Las llamativas brácteas
que coronan las flores
de esta lavanda pueden
ser cortas o largas,
anchas o estrechas, de
bordes lisos o encres-
pados, y lucir distintos
colores, generalmente
en contraste con el de
las florecillas que se
agrupan en las espigas.
Y
‘Madrid Blue’
En las espigas de este
cultivar contrastan el
blanco de las
alas
y el
morado de las floreci-
llas. Son muy olorosas.
Z
‘Barcelona Rose’
Dentro de la serie
‘Barcelona’ destaca este
cultivar de gruesas y
cortas espigas magenta
rematadas con brácteas
cortas rosa claro.
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Pedunculata
Largas y finas
alas
de
color cereza adornan las
espigas florales rojizas
de esta subespecie de
Lavandula stoechas,
de
hojas muy estrechas.
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‘Silver Anouk’
El color blanco plateado
del follaje ha hecho
célebre a este cultivar.
Las espigas son mora-
das con brácteas lilas.
Lavandula stoechas
ALAS DE MARIPOSA
Mayo-Julio/Agosto
25-45 cm
40-60 cm
Rusticidad: -12º (zona 8) Código de sequía: 5 de 6
Las flores del cantueso
(Lavandula stoechas),
también llamado romero de
piedra, tomillo borriquero o
cap d’ase,
rematan en un penacho de llamativas
brácteas de color violeta, rosado, blanco o púrpura, según la variedad, que
recuerdan las alas de una mariposa... o las orejas de un burro. Son pequeños
subarbustos muy ramificados y compactos, de follaje perenne denso gene-
ralmente verde grisáceo y tan perfumado como el del espliego. En cultivares
como el ‘Silver Anouk’ es plateado casi blanco. Las hojas son lineares y cor-
tas. El cantueso crece espontáneamente en los terrenos silíceos de la mitad
occidental de la Península. Necesita un suelo bien drenado, ácido o neutro,
para vivir bien, y no tolera la cal. Es más resistente a la sequía que el esplie-
go. La poda se limita a pinzar las flores marchitas y su tallo, dejando sin tocar
el resto de la planta. Es especialmente adecuado para tiestos pequeños.
La subespecie
Lavandula stoechas pedunculata
es nativa de España y
Portugal y se caracteriza por un tallo floral y unas
alas
muy largas. Las matas
alcanzan en flor los 60 centímetros de altura. Florece de marzo a mayo.
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