Descripción
Nativa de las costas del suroeste de Australia, la Pimelea ferruginea es una planta que se adapta perfectamente al clima mediterráneo español. En su zona de origen crece en las dunas y suelos rocosos, sometida a duras condiciones de viento y ambiente salino. Se trata de un arbusto que desarrolla una bonita silueta redondeada que rara vez excede un metro de altura y se puede extender entre uno y dos metros. Está formada por finas ramillas recubiertas de pequeñas hojas carnosas, en cuyo extremo se abre una inflorescencia terminal en forma de pompón. Las flores pueden ser blancas, rosa claro o incluso magenta. Es una planta ideal para jardines de bajo riego y escaso mantenimiento. Tolera bien la sequía y resiste las heladas de poca intensidad.
Matas y follaje
Las matas tienen una forma natural de cojín o nube y un atractivo follaje verde brillante que recuerda el de los arbustos topiarios. A lo largo de sus delgados tallos se alinean dos pares de filas opuestas de hojas de 12 mm de longitud.
Flores
Las flores resultan sumamente atractivas para las mariposas y abejas. Están formadas por cuatro pétalos y pistilos y estambres sobresalientes, y se agrupan en pequeñas y densas umbelas. Los cultivares más populares lucen flores rosadas, como ‘Bonne Petite’ (en la foto) y ‘Magenta Mist’.
Cultivo y cuidados
Para florecer en abundancia, la Pimelea ferruginea precisa un lugar al sol; en semisombra la producción es más pobre. A condición de que drene bien, admite cualquier tipo de suelo, incluso arenoso o pedregoso. El riego es clave en las primeras 8-10 semanas tras la plantación. Luego ha de ser moderado y en profundidad, dejando que el sustrato se seque entremedias; es esencial evitar el exceso de humedad a nivel de las raíces. Agradece el aporte de abono orgánico al final del invierno. Se trata de una planta que exige mínimos cuidados y suele estar libre de plagas y enfermedades. Conviene podarla al finalizar la floración para que mantenga la forma y se conserve compacta. Se multiplica por esquejes.
Usos
Como ejemplar aislado, en macizos de arbustos y vivaces, rocallas e incluso en macetas al aire libre. Es ideal para los jardines de costa y jardines secos.
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