Descripción
Espino de Jerusalén, genista espinosa y palo verde son algunos de los nombres comunes por los que se conoce a la Parkinsonia aculeata, una especie nativa de las zonas áridas y semiáridas de América Central y del Sur que ha encontrado un hábitat propicio en las regiones ribereñas del Mediterráneo. Resiste la sequía y las altas temperaturas y tolera relativamente el frío (hasta -10º, zonas 8-11). Se trata de un pequeño árbol de unos tres a ocho metros de altura, de tronco tortuoso, ramificación desde abajo y una copa ligera formada por ramillas de color verde y largas hojas pinnadas que le dan un aspecto llorón. Desde mediados de la primavera a finales del verano emite abundantes flores amarillas olorosas y nectaríferas. Puede crecer de forma rápida o moderada.
Tronco, estructura y follaje
Si la corteza del tronco y las ramas más viejas es parduzca y agrietada, la de las ramas jóvenes y flexibles es lisa y de color verde vivo, con tres espinas en los nudos. La ramificación es abierta, lo que le proporciona una silueta en forma de parasol. A su aspecto llorón contribuyen sus hojas compuestas de 15 a 40 centímetros, dotadas de un fino pecíolo guarnecido de pequeños foliolos oblongos de color verde claro con matices azulados, que se distribuyen de a pares dejando bastante distancia entre sí. Según la sequía o el frío puede conservar o perder las hojas, aunque siempre luce verde ya que el pecíolo de los foliolos (raquis secundario) suele persistir.
Flores y frutos
Las flores miden unos dos centímetros y están formadas por cinco pétalos redondeados amarillos; el superior luce pecas rojizas en la base y se vuelve rojo (fíjate en la foto). Surgen agrupadas en racimos colgantes de 10 a 20 centímetros de largo. Son melíferas y atraen a los polinizadores. Como leguminosa que es, el fruto es una vaina, en su caso cilíndrica.
Cultivo y cuidados
Su situación ideal es a pleno sol, lo que asegura una copiosa floración. Se adapta a todo tipo de suelos, siempre que drenen bien sobre todo en invierno. No requiere mantenimiento y se puede podar para evitar que se enmarañen las ramas. Se ha de tener precaución con sus agudas espinas. Conviene plantarla en otoño.
Usos
Lo ideal es utilizarla como ejemplar aislado, con mucho espacio alrededor para que luzca. También en setos libres defensivos.
Foto: Wendy Cutler