Descripción
El tulípero de Virginia o árbol de los tulipanes es un bello árbol caducifolio nativo del este de Estados Unidos, que se caracteriza por sus bellas flores en forma de tulipán en primavera y una espectacular otoñada. Este pariente de las magnolias suele crecer hasta los 20-25 metros de altura, aunque algunos ejemplares pueden alcanzar los 50 metros. Su hábitat natural son los suelos con abundante agua y las vegas húmedas próximas a las orillas de los arroyos y ríos. Aunque soporta el frío intenso (-25º, Zonas 5-6), precisa humedad ambiental y sufre mucho con la sequía, por lo cual solo es apto para la España húmeda. Puede vivir una media de 180-200 años. Su ritmo de crecimiento es medio y tiene baja resistencia a la contaminación.
Hojas, copa y tronco
El Liriodendron tulipifera luce un porte piramidal que va volviéndose ovoidal con los años. La proyección máxima de la copa en el suelo de 12-14 metros de diámetro. El tronco es fino, columnar, con corteza parduzca, escamosa y agrietada. Las hojas son grandes —7,5 a 20 centímetros—, tetralobuladas, anchas, planas y con un corto pecíolo. El follaje verde claro se vuelve de color amarillo oro en otoño antes de caer y dejar en el suelo una espléndida alfombra de hojas.
Flores y frutos
Los tulipanes de este árbol son flores terminales, solitarias, de cuatro a cinco centímetros, formadas por pétalos de color naranja en la base y amarillo claro o verde muy pálido en el resto; en el centro se aprecia un cono rodeado de estambres. En otoño, el árbol se llena de frutos en sámara, alargados y en forma de piña, de color pardo. Estos frutos y la estructura del ramaje consiguen que en invierno también resulte atractivo.
Cultivo y cuidados
Prefiere la semisombra y los suelos profundos, ricos, frescos y ligeramente ácidos. Sufre con los sustratos compactados y secos y el exceso de sol y calor en verano, que puede provocarle socarrina (desecación de las hojas). No tolera el aire del mar y resiste mal el viento, ya que su madera es de baja resistencia. La época ideal para plantarlo es la primavera o el otoño; necesita un marco de plantación de 10-12 metros. Tolera mal los trasplantes. Admite la poda de formación. Puede ser atacado por los pulgones y cochinillas y, en consecuencia, por el hongo negrilla o fumagina.
Ficha avalada por la Asociación Española de Arboricultura, con información elaborada por Mariano Sánchez, conservador del Real Jardín Botánico-CSIC.
Foto: Alex Lomas