Un sitio en tu huerto para las flores de corte
Los bancales y camas de cultivo del huerto familiar bien pueden dejar hueco a dalias, cosmos, zinnias y tantas otras vivaces, anuales y bienales... para adornar vasos y jarrones dentro de casa. El cultivo de flores de corte se ha convertido hoy en día en toda una disciplina jardinera. ¡Merece la pena!
El huerto de flores de Eclectic Empordà , en Girona, este verano. Las camas elevadas tienen un ancho de 1,20 m para poder acceder al centro desde ambos laterales.Texto_ Àlex Fenollar, paisajista
Entre los tomates y sandías de nuestros huertos tradicionales crecían con frecuencia nardos, dalias y crisantemos de llamativos colores. El hortelano, de profesión o de vocación, sabía que allá donde engordaban las hortalizas bien podían prosperar también flores con las que alegrar los días. Confiaba, además, en su capacidad para atraer fauna útil, en especial insectos para la polinización de sus cultivos. Hoy el cultivo de flores de corte en los huertos es una disciplina jardinera cada vez más y mejor desarrollada en todo el mundo.
El cultivo de flores de corte
Es recomendable el uso de camas elevadas en lugar de bancales, ya que permiten el aporte de sustrato de calidad, sobre todo si el suelo nativo no es como desearíamos. Muchas especies cultivadas por sus flores requieren volúmenes superiores de fertilización que en los parterres ornamentales. Además, las camas elevadas (de traviesas de madera, pletinas de acero, mimbre trenzado, bloques de piedra…) confieren una estructura permanente. Suelen tener un ancho de 1,20 m para poder acceder al centro desde ambos lados, y conviene dejar al menos 80 cm entre unas y otras para circular con la carretilla.
El huerto de flores necesita un espacio soleado, aunque la sombra parcial permite cultivar plantas más sensibles al sol intenso. Conviene que esté cerca de una toma de agua para facilitar el riego a mano o la instalación de goteo; cerca de la compostadora, por ser cultivos que consumen muchos nutrientes, y del invernadero porque muchas especies están disponibles en semilla y su germinación en semilleros en un espacio protegido de las heladas resulta fácil y económica.
La siembra de algunas especies empieza a finales del invierno en semilleros, con humedad constante y sin sol directo; las plántulas se trasplantan al aire libre cuando ha desaparecido el riesgo de heladas. Otras especies requieren siembra directa.
El sustrato se puede formular mezclando un 40% de tierra vegetal con un 20% de compost como mínimo y arena. El compost puede utilizarse a la vez como mantillo, cubriendo las camas para inhibir el crecimiento de plantas adventicias o espontáneas.
Hay tres principios útiles para el diseño de la plantación: la elección con criterio de las especies, priorizando las de floración continua; la plantación en densidades altas —las anuales, por ejemplo, pueden crecer bien hasta con menos de 20 cm de separación entre ellas—, y el desarrollo en vertical usando tutores, redes, etcétera.
El mantenimiento exige la escarda de las adventicias, aportar abono y controlar plagas y enfermedades. Las flores secas se deben eliminar, así como pinzar los brotes tiernos de algunas para que ramifiquen.
Lo más adecuado es cosecharlas al amanecer o en todo caso al atardecer. Las flores se deben cortar con tijeras limpias cuando aún no estén del todo abiertas.
Cosecha de flores todo el año
• Primavera: Campánulas, aquilegias, digitalis y dianthus se abren en primavera junto a bulbosas como los narcisos, anémonas, fritillarias, jacintos, ranúnculos y finalmente tulipanes. Entre las anuales destacan las umbelas del Ammi majus, las nigellas o arañuelas y las amapolas. Mención especial merecen las peonías y los guisantes de olor.
• Verano: Entre las estrellas del verano figuran los cosmos, las dalias, quizá actualmente el epítome de la flor cortada, en un extenso catálogo de tonalidades, tamaños y formas, así como las zinnias, de fácil cultivo. Todo tipo de Lilium, incluidas las azucenas, y gladiolos de distintos tamaños, son también una opción fantástica. Entre las vivaces: phlox, delphiniums, coreopsis, echinops, heleniums, nicotianas, achilleas, equináceas, antirrhinums o boca de dragón…
• Otoño: Las rudbeckias, que empezaron a florecer a mediados de verano, son ahora una llama viva en el huerto. Las acompañan los girasoles, crisantemos, ásteres y anémonas japonesas.
• Invierno: Eléboros, con sus flores arqueadas hacia el suelo. Entre las bulbosas, los precoces narcisos ‘Paperwhite’, de pétalos blancos.