Jardines de altura (2ÂȘ parte)
Verdaderos jardines en macetas y jardineras de obra, las reglas de composición que rigen para los jardines también se pueden aplicar en los áticos, terrazas y balcones. En esta segunda parte del reportaje, el paisajista Alfonso Pérez-Ventana escribe sobre cómo conseguir armonía y funcionalidad en estos espacios y aborda aspectos prácticos clave como el riego y el abono.
Plantas grises y suculentas en la jardinera de obra de un solĂĄrium de una casa-jardĂn en Marbella, diseñado por el paisajista Juan Pedro SacedĂłn. Foto: JP SacedĂłn PaisajismoTexto_ Alfonso Pérez-Ventana, paisajista
Buena parte de las máximas aplicables al diseño de jardines lo es también, con sus peculiaridades, en la composición de terrazas. Para conseguir armonía y funcionalidad en estos espacios es importante jugar con la forma, el tamaño y el material de las macetas o jardineras, ya sean prefabricadas o de obra. Normalmente, lo más acertado es crear grupos en los que se mezclen portes, alturas y volúmenes, tanto de los contenedores como de las plantas, e introducir variedad de texturas y tonalidades de hoja. De esta manera, además, se generan espacios más confortables para las plantas que se protegen unas a otras del frío, el calor o el viento. Para equilibrar la composición es recomendable repetir algunas especies en los distintos grupos, más que introducir demasiada variedad. A la vez, es interesante introducir como elemento aislado, o dentro de los grupos, alguna especie singular por su porte que funcione a modo de hito, para enmarcar unas vistas, ganar verticalidad o marcar un ángulo de la terraza.
Cuestión de peso
El peso es un factor que debe ser tenido necesariamente en cuenta a la hora de ajardinar un ático, una terraza en altura o un balcón. En la gran azotea que enseñamos en el reportaje que aparece en la revista n98, página 9 (hemeroteca online), la diseñadora Emily Erlam calculó cuidadosamente el peso que podía soportar la estructura. Las jardineras, por ejemplo, fabricadas en acero con recubrimiento de pintura en polvo de 3 mm de grosor, solo se rellenaron hasta la mitad de su capacidad y con sustrato ligero. La fuente escalonada es de bronce patinado, y de metales muy ligeros los juegos de muebles que ocupan las distintas estancias.
Para evitar la sobrecarga también se puede recurrir a las jardineras de resina de polietileno rotomoldeada, disponibles en infinidad de diseños, formatos, tamaños, colores y acabados, y que incluso pueden incorporar autorriego. Otra opción son los tiestos de geotextil. En el cálculo del peso hay que considerar el incremento que supone el agua del riego y la lluvia al mojar el sustrato.
En cuanto a los áridos, la arlita o arcilla expandida es una alternativa ligera a la gravilla y otros agregados habituales, que se puede usar para el drenaje de los tiestos e incluso como acolchado. Si la intención es colgar jardineras de las barandillas es clave comprobar su solidez.
El riego y el abono
Aunque lo ideal sería regar a mano, la mejor opción para ahorrar trabajo y, en gran parte, garantizar el desarrollo exitoso de las plantas, es instalar un sistema de riego automático. Es recomendable adaptar la composición a las necesidades hídricas y crear zonas con especies de similares requerimientos dentro de una misma fase de riego. También, tenida en cuenta la presión, colocar los goteros adecuados respecto al caudal y tamaño de los recipientes. Para evitar que se pierda agua es esencial programar el tiempo preciso y, si fuera necesario, regar más veces menos tiempo. La pérdida de nutrientes a través del agua de riego es un problema habitual en el desarrollo de las plantas en maceta. Ante esta situación es esencial el aporte de fertilizantes para su protección y resistencia ante las heladas y periodos de sequía.
Como ocurre en la jardinería de suelo, debe hacerse de forma que no genere un crecimiento excesivo, una aparente buena salud que esconda fragilidad de las estructuras, una menor resistencia y, por lo tanto, una vida más corta aún de la previsible en una maceta. Además de los abonos clásicos, en los últimos años se han empezado a aplicar bioestimulantes que fortalecen la salud de las raíces. Una buena opción es aplicar los nutrientes por vía foliar.
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