‘Begonia rex’: la naturaleza es pintora
En las hojas de la Begonia rex, la Naturaleza (eso sí, con la ayuda de los obtentores de híbridos) juega a pintora con una paleta de rojos, rosados, púrpuras, marrones, plateados, verdes y hasta amarillos. No hay follaje más bello que el de estas reinas de interior.
La variedad ‘Andrea’, de follaje plateado con nervaduras oscuras y bordes muy recortados. Abajo, el rojo carmesà y el acabado brillante de algunas rex, como ‘Red Robin’, recuerdan los trajes de fiesta. Copyright: Oficina Holandesa de FloresEn forma de caracola o de gota, con bordes ondulados, encrespados o mordidos, lisos o acabados en caprichosas puntas, las grandes hojas de la Begonia rex son verdaderas obras de arte donde brillan los colores más sorprendentes del mundo vegetal. Al despliegue de listas, veteados, festones, topos y manchas se añade un acabado sedoso, granulado, piloso… y una textura carnosa surcada por marcadas nervaduras.
Las hojas surgen en el extremo de pecíolos quebradizos de tan jugosos, generalmente rojizos y provistos de pequeños pelos; nacen de una roseta central en un punto de un rizoma. Mantienen el follaje el año entero y producen pequeñas flores rosadas o blancas, aunque pasan desapercibidas dada la contundencia cromática de las hojas. La belleza de las hojas ha llevado a bautizar rex a una especie cuya variedad de híbridos no deja de crecer (en www.rexbegonias.com, por ejemplo, figuran 48 diferentes, pero son muchos más).
La Begonia rex se presta a usos decorativos muy diversos: como planta solitaria, en alineaciones de tiestos con la misma o diferentes variedades, en composiciones de begonias distintas, o con otras plantas de interior, cuidando, eso sí, que conviva con especies de similares necesidades.
LOS CUIDADOS QUE NECESITA LA BEGONIA REX
La Begonia rex es el producto de la hibridación de begonias de origen tropical y, por lo tanto, debe ser cultivada en interiores, o en exteriores en condiciones muy determinadas (zonas 10-12).
• Exposición. Estas begonias necesitan un lugar luminoso, ya que influye en el cromatismo del follaje (a menos luz y calor, menos color), aunque fuera de la acción directa del sol, que quema las hojas. Un lugar ideal sería una ventana orientada al norte.
• Temperatura y humedad. Prefieren una temperatura constante —si es posible, que no supere los 26 grados en verano ni baje de 12 grados en invierno— y humedad ambiental, por ello es frecuente encontrar ejemplares tan bellos en el norte de España. Una atmósfera seca se traduce en el abarquillamiento de las hojas, pero tampoco les sienta bien el exceso de humedad. Una buena ventilación las mantendrá libres de hongos, pero eso no significa exponerlas a las corrientes de aire, que también acusan negativamente.
• Sustrato. La mezcla debe ser rica en materia orgánica (mejor si es compost) pero porosa: que drene bien es crucial. Viven mejor en tiestos pequeños. Si se han de trasplantar, que sea en primavera.
• Riego. El sustrato debe secarse ligeramente entre ración y ración de agua; el sobrante que se acumula en la base debe eliminarse (mucho cuidado si se se coloca el tiesto en un macetero sin orificio de drenaje). El exceso de agua puede provocar la podredumbre del rizoma y la muerte de la planta. Lo mejor es darle agua de lluvia o reposada (se hierve o se deja de un día para el otro para que pierda dureza) sumergiendo unos 5 minutos el tiesto en un cubo un par de veces a la semana en los meses cálidos, y cada 10-15 días en invierno; si el agua está tibia, mejor. No se deben mojar las hojas.
• Abono. En primavera y verano, épocas de gran actividad vegetativa, agradecerán el aporte de un fertilizante equilibrado disuelto en el agua de riego. No son convenientes los abonos foliares.
Más información:
• Ficha en Verde es Vida nº56, página 44 (ver en la web)