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Cornejos: varas desnudas, colores de fuego

A lo lejos, las masas de varas escarlatas, anaranjadas o amarillas de los cornejos parecen dibujadas con cientos de rayas de colores. Un bello efecto que estos arbustos de fácil cultivo producen en pleno invierno, cuando el jardín está desnudo y solo permanece el verde de las perennifolias. Se utilizan en setos libres, pantallas, borduras e incluso grandes macetones y contenedores en patios y terrazas.

Cornus sanguinea ‘Midwinter Fire’ en los jardines de Anglesey Abbey, en Inglaterra. Estos arbustos de brillantes tallos se cultivan con éxito en gran parte de la Península. Copyright: UKgardenphotos

Perdidas las hojas en otoño, los cornejos sacan a relucir los colores de fuego de sus varas desnudas bajo la suave luz del sol de los meses más fríos del año. Pocas especies pueden aportar estos rojos, anaranjados, púrpuras y amarillos al jardín de invierno.

El cornejo rojo, Cornus sanguinea, crece de forma silvestre en el norte y centro de la Península. Sus cultivares ‘Winter Flame’, ‘Winter Beauty’, ‘Midwinter Fire’ y ‘Aurea’ lucen vibrantes colores en la época más fría del año.
Se trata de especies y variedades muy concretas de cornejos arbustivos, que se utilizan con éxito en España. Son sobre todo el cornejo común, Cornus alba, que produce además decorativas bayas blancas, y el cornejo rojo, Cornus sanguinea, que crece de forma silvestre en el norte y centro de la Península y cuyos cultivares ‘Winter Flame’, ‘Winter Beauty’, ‘Midwinter Fire’ y ‘Aurea’ encienden con sus ardientes tonalidades los paisajes más melancólicos. A ellos se suman el Cornus sericea (o Cornus stolonifera) ‘Baileyii’, de varas violáceas, ‘White Gold’, amarillo dorado, ‘Flaviramea’, de brillante tono limón...

Estos cornejos son arbustos vigorosos y esbeltos, de aspecto ligero y porte redondeado y abierto. Los tallos son rojizos todo el año, aunque en invierno ganan vivacidad. Los tallos jóvenes lucen los colores más intensos, de modo que la poda es clave (te lo contamos más abajo). Pueden alcanzar entre 1,5 y cuatro metros de altura y extensión, y crecen con bastante rapidez. Los recortes permiten controlar fácilmente su tamaño. Son, además, de fácil mantenimiento.

En grupos o setos libres

Los cornejos funcionan de maravilla en grupos o masas formando pantallas o setos libres, incluso a orillas del agua. Tienen predilección por los suelos fértiles, profundos y frescos, incluso calizos, aunque se adaptan a otras condiciones. Los Cornus alba y Cornus sericea pueden vivir en terrenos muy húmedos, donde otros arbustos morirían. Los Cornus sanguinea, en cambio, necesitan un suelo bien drenado. El extendido sistema radicular de estas especies es de gran ayuda para controlar la erosión y afianzar taludes. También viven bien en macetones y contenedores.

La rusticidad es otra de sus características. El Cornus sanguinea tolera hasta -29º (zonas 5-9). Tiene preferencia por los suelos calizos, de moderadamente secos a húmedos. Desarrolla 1-4 metros, según el cultivar.

Dado su origen en Siberia y Manchuria, el Cornus alba es capaz de soportar fríos aún más intensos: -34 grados (zonas 4-9). Sus cultivares suelen crecer entre 1,50 y 2,50 metros. El ‘Sibirica’ (o ‘Westonbirt’), de tallos carmesí en invierno, es muy popular.

Siendo nativos de Canadá, los Cornus sericea son extremadamente rústicos: -45º (zonas 2-9). También son los más bajos: 0,90-1,80 metros de altura por 3-4,50 de extensión.

Atractivos todo el año

A partir de la primavera, el follaje nuevo empieza a cubrir los tallos de los cornejos. Sus abundantes hojas ovales y acabadas en punta, de 10-8 por cuatro centímetros, son generalmente verdes, pero en algunos cultivares pueden ser amarillo limón (Cornus alba ‘Aurea’), verde claro con márgenes blancos (‘White Gold’), variegadas con bordes blancos (‘Elegantissima’) o amarillos (‘Gouchaultii’), o con pinceladas doradas (‘Spaethii’). En una preciosa otoñada, el follaje adquiere tonalidades cobrizas, rojas, púrpuras o anaranjadas antes de caer.

La floración primaveral, en forma de densos ramilletes de pequeñas flores blancas —nectaríferas y por lo tanto muy atractivas para las abejas—, da paso en otoño a bayas blancas muy decorativas en el caso de los Cornus albaCornus sericea, o de un tono negro azulado en los Cornus sanguinea.

CONSEJOS DE PODA

La poda, una labor esencial en el cultivo y lucimiento de los cornejos, debería iniciarse una vez que se aprecie en las plantas un vigoroso crecimiento, es decir, a los dos o tres años de la plantación, según aconseja la Royal Horticultural Society. Los arbustos deben recortarse en febrero-marzo, cuando estén a punto de emitir los brotes, dejando los tallos viejos de 5-7 centímetros. Si viven en condiciones pobres o en sombra, sugiere podarlos solo cada dos o tres años. Se pueden utilizar los restos de poda para hacer esquejes.

Más información:

• Ficha: Cornejo común y Cornejo rojo, Verde es Vida nº59, página 37 (ver en la web).

La belleza está en el tronco, Verde es Vida nº65, página 32 (ver en la web).

  • Dónde plantarlos y cómo cuidarlos
    Dónde plantarlos y cómo cuidarlos

    Conviene plantar los cornejos entre octubre y marzo. Pueden situarse a pleno sol o en semisombra. Necesitan riego constante, especialmente durante los primeros cinco años. Una vez establecidos pueden soportar cierta sequía, especialmente el Cornus sanguinea, aunque siempre preferirán un suelo fresco. En otoño conviene acolchar el sustrato con mantillo. Desde finales del invierno a comienzos de la primavera, la Royal Horticultural Society (RHS) recomienda aportarles un fertilizante equilibrado granulado o en polvo, que debería suplementarse con un abono rico en potasio en primavera o verano si la floración es escasa. Es necesario vigilar la presencia del oídio y el míldiu en los brotes tiernos y hojas, y de hongos de pudrición en el suelo.
    Foto: Dave Gunn

  • Hojas rojas y bayas
    Hojas rojas y bayas

    En otoño, el cornejo Cornus alba ‘Elegantissima’ protagoniza una espectacular otoñada: sus hojas verdes se vuelven de color carmín, ofreciendo un bello contraste a sus bayas blancas.
    Foto: Susannah Anderson

Reportaje completo nº 77 >> página 32