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La danza de las gauras en flor

Hay mucha belleza en un macizo de gauras en flor movidas por la brisa. Masas ondulantes de largos y finos tallos en los que parecen haberse posado miles de mariposas blancas o rosadas. Son plantas todoterreno, resistentes, ideales para darle un toque silvestre a los jardines. Sin embargo, hay aspectos en su mantenimiento que es necesario atender para sacarles el máximo partido.

Las flores blancas de las gauras iluminan las plantaciones creadas por Rocío Sainz de Rozas en el acceso al club de golf La Reserva, en Sotogrande. Foto: RSR Paisajismo

Texto_Elita Acosta, directora editorial de Verde es Vida

De mayo a octubre, los gráciles tallos de la Oenothera lindheimeri (antes Gaura lindheimeri) se llenan de abundantes flores blancas o rosas —del más suave al carmesí— creando masas vegetales de gran ligereza y belleza. Sus pequeñas flores de cuatro pétalos en forma de huso, o espátula, lucen un penacho de largos estambres que surge desde el centro, recordando de lejos miles de mariposas, insectos que ciertamente tiene predilección por ellas, al igual que las abejas.

Plantar gauras en un jardín evoca de inmediato el aire silvestre de las praderas. En sus largas ramillas, sus pequeñas flores en forma de mariposa se mueven al paso de la brisa.
Plantar gauras en un jardín evoca de inmediato el aire silvestre de las praderas. Abundantes ramillas largas y poco ramificadas que pueden alcanzar 1,5 metros de altura. Hojas pequeñas y sin pecíolo, alargadas y verdes, o con variegaciones incluso muy oscuras en algunos cultivares. Botones florales muy aguzados, por lo general rosados o rojizos, que forman largas panículas terminales abiertas, en las que unas pocas flores se abren a la vez.

Pero, además, esta planta espléndida (es el significado de gauros en griego) tiene otras muchas cualidades importantes: es una vivaz de raíz pivotante que crece rápidamente, vive muchos años, no suele sufrir plagas y enfermedades, se adapta a un amplio rango de suelos, incluso secos y calizos, siempre que drenen bien, soporta la sequía (código 4/6 en la escala de Olivier Filippi) y puede vivir en todo tipo de climas, ya que tolera el sol intenso y el calor fuerte y soporta temperaturas de -23º (zonas 6-11). La Royal Horticultural Society (RHS) la distingue con el Award of Garden Merit por sus buenas cualidades jardineras.

No obstante, y a pesar de su fama de fácil, para sacarle todo el partido es necesario atender aspectos clave de su cultivo y manejo.


El punto débil de las gauras

“Mi historia con las gauras es de amor-odio”, admite Rocío Sainz de Rozas, creadora de los jardines que aparecen en este artículo. “Las conocí paseando el jardín de la RHS de Wisley hace diez años y cuando volví a España empecé a utilizarlas porque me habían encantado: eran suaves, ligeras y, sobre todo, ¡muy salvajes! En macizo generaban un gran efecto fresco y desenfadado. Además, funcionaban muy bien con gramíneas y con otras vivaces, así que me pareció un gran descubrimiento y comencé a usarlas mucho, tanto en masas solo de gauras como mezcladas en mix borders”.

Pero esa gracilidad es también su punto débil: sus finos y largos tallos tienden a colapsar y no es raro verlas tumbadas en los jardines. “Lo más importante es su mantenimiento”, afirma la paisajista. “Cuando su floración es fuerte y vigorosa, el aspecto de la planta es sensacional. Sin embargo, si dejamos que la floración se pase demasiado tiempo tenemos un jardín con aspecto agonizante, poco cuidado. ¡Por eso hablo de amor-odio!”.

La clave está en cuándo y cómo podarlas para prolongar al máximo su floración. En sus jardines de Andalucía, Rocío y su equipo llevan a cabo las siguientes podas:

• Las gauras rebrotan al final del invierno y en marzo-abril ya vuelven florecer. “Las dejamos seguir su curso hasta finales de mayo-junio y ahí las podamos a media altura para que florezcan de nuevo de forma completa a las tres semanas. De esa manera aguantan de forma vigorosa julio, agosto y septiembre, hasta que las dejamos concluir su floración y las volvemos a podar fuerte”.

• En septiembre-octubre, cuando terminan de florecer por completo, las podan bajas, dejando las matas de una altura de 10-15 cm.


Más consejos sobre el cultivo

La paisajista lleva varios años trabajando con gauras “por su buena adaptación al clima y sus pocas necesidades en cuanto a suelo. ¡Es una planta muy agradecida! Su crecimiento es muy rápido y si las plantamos en otoño ya esa misma primavera generan un aspecto muy frondoso, suave y campestre”. La densidad de plantación suele ser de cuatro o cinco ejemplares por metro cuadrado.

En el momento de plantarlas aportan un abono con gran contenido en fósforo para que el enraizamiento sea bueno y además potencie la floración. Por eso mismo, aunque es una planta poco exigente en nutrientes, a comienzos de la primavera suelen proporcionarles abono de liberación lenta.

El riego es por goteo: “Para nosotros el uso eficiente del agua es imprescindible”, asevera Rocío. “Después de mucha observación y experimentación hemos concluido que el riego que más les gusta a las gauras es el que llega a las raíces de forma subterránea y no el riego aéreo, que es absorbido por las hojas o tallos. También es mejor para evitar la propagación de plagas y enfermedades”.


SEIS GAURAS MUY ESCOGIDAS

Esta es la lista de gauras utilizadas en los jardines de esta página, ordenadas de mayor a menor altura (las compactas son óptimas para maceta). Muchas de ellas se resiembran espontáneamente. “Cuando están plantadas en macizos no nos importa que resemillen, pero si están mezcladas con otras vivaces preferimos hacer división de mata”, explica Rocío Sainz de Rozas. “Así podemos controlarlas y saber exactamente dónde van a crecer, que van a combinar bien y van a disponer de espacio para desarrollarse sin parecer que están invadiendo a otras especies”.

‘Siskiyou Pink’

↕ 1-1,50 m ↔ 0,50-1 m

Produce copiosas flores rosa chicle de 2,5 centímetros de diámetro en contraste con el haz de estambres blancos. Las hojas son lanceoladas. Tiene una excepcional tolerancia a la sequía.

‘Whirling Butterflies’

↕ 0,80-1 m ↔ 50-90 cm

El nombre del cultivar más conocido entre los de floración blanca alude al efecto de la brisa sobre las gauras en flor: un torbellino de mariposas. Los botones florales son rosados. Es estéril.

‘Freefolk Rosy’

↕ 70 cm ↔ 50 cm Su follaje luce variegaciones en verde, crema y púrpura. Los botones son de color rosa fuerte y dan paso a flores blancas con finos márgenes rosados. También vive bien en macetas y jardineras.

‘Rosyjane’

↕ 50-75 cm ↔ 50-60 cm

Se caracteriza por un follaje verde, formado por hojas pequeñas en forma de espátula, y flores bicolores blancas con los bordes rosa cereza. Los botones florales son de color púrpura oscuro.

‘Sparkle White’

↕ 45-50 cm ↔ 50 cm

Produce flores de un blanco chispeante, como sugiere el nombre del cultivar, que surgen de botones rosados entre el follaje verde. Forma matas compactas redondeadas. Es particularmente apta para tiestos.

‘Graceful Magic’

↕ 25-35 cm ↔ 30-40 cm

En sus flores incluso los estambres exhiben un intenso color rosa, que contrasta con su oscuro follaje con variegaciones en tres colores. Por el pequeño tamaño de las plantas es perfecta para macetas.

Más información:

• Ficha: Gaura, Oenothera lindheimeri

  • Un toque salvaje en las borduras mixtas
    Un toque salvaje en las borduras mixtas

    En los jardines de RSR Paisajismo, las flores blancas de las gauras producen un efecto chispeante entre las siluetas de los arbustos siempreverdes y se llevan de maravilla con los agapantos azules y vivaces como la Verbena bonariensis ‘Lollipop’, Nepeta racemosa ‘Walker’s Low,’ Nepeta x faassenii ‘Six Hills’, Convolvulus sabatius o campanilla azul, y plantas de mayor porte, como Vitex agnus-castus y Eupatorium fortunei. Tanto las blancas como las rosadas mezclan espléndidamente con las gramíneas ornamentales: Stipa tenuissima, Stipa gigantea, Miscanthus sinensis, Deschampsia cespitosa... como en el jardín del área de The Beach del club de golf La Reserva, en Sotogrande, en la foto.
    Foto: RSR Paisajismo

  • Gauras blancas y rosadas en una bordura
    Gauras blancas y rosadas en una bordura

    Un macizo continuo de gauras blancas y rosadas bordeando un sendero de hierba en Las Chicharras, Sotogrande.
    Foto: RSR Paisajismo

  • Gaura ‘Whirling Butterflies’
    Gaura ‘Whirling Butterflies’

    Entre las gauras más utilizadas en los jardines destaca ‘Whirling Butterflies’, de flores blancas que surgen de botones rosa fuerte. Es estéril.
    Foto: Shutterstock

  • Gaura ‘Rosyjane’
    Gaura ‘Rosyjane’

    Otra gaura muy popular en los jardines. En sus flores bitono, el blanco contrasta con los bordes rojo cereza. Los botones florales son de color púrpura oscuro.
    Foto: Los Peñotes

Reportaje completo nº 92 >> página 28