CĂ©sped: terapia de choque de primavera
Para que la hierba pueda recuperarse rápidamente de los efectos del paso del invierno, en primavera es preciso llevar a cabo una serie de labores. Toda una terapia de choque para que vuelva a ser ese tapiz saludable y homogéneo que brillará pronto en el jardín.
En la primavera, con la explosiĂłn de crecimiento de la hierba, el abono debe ser rico en nitrĂłgeno. Foto: iStockMarzo, abril y mayo son meses clave para ayudar al césped a superar los rigores del invierno y recobrar con brío su verdor y homogeneidad. De esa forma llegará al verano luciendo como un tapiz. Esta terapia consiste en una serie de labores que le asegurarán las condiciones óptimas para una buena y rápida recuperación. Estos trabajos deben efectuarse con la hierba recién segada y apenas húmeda.
Airear o pinchar para descompactar
El paso del tiempo, el pisoteo, la lluvia y el frío, junto a otros factores, contribuyen a que el suelo acabe endureciéndose, con mayor facilidad si es arcilloso. La compactación impide una buena permeación del agua de la lluvia y el riego y dificulta el crecimiento de las raíces: limita sus posibilidades de expansión, de disponer de oxígeno suficiente y de beneficiarse del abono y la actividad microbiana del suelo.
Cuándo airear o pinchar: en marzo-abril, cuando la hierba está despertando.
Escarificar para aprovechar el agua y el abono
Con el tiempo, en la base de la hierba se forma una capa impermeable de restos vegetales producidos por el propio césped, conocida como fieltro o colchón, que impide el aprovechamiento del riego y el abono y favorece la aparición de hongos y enfermedades.
El escarificado sirve para rasgar ese fieltro. Lo más indicado es utilizar un escarificador, cuyas cuchillas permiten hacer cortes de mayor o menor profundidad. Esta operación, en la medida de lo posible, debería ponerse en manos de un profesional. La frecuencia del escarificado dependerá del clima, la orientación del terreno y las necesidades concretas. Como referencia, debería llevarse a cabo al menos una vez al año.
Cuándo escarificar: en marzo o abril.
Recebar después del aireado o el escarificado
Después de airear el césped es aconsejable recebarlo, es decir, esparcir por toda la superficie una ligera capa de arena de sílice. Si fuera necesario, y previo análisis efectuado por un especialista, se podría dar un enriquecimiento al suelo mezclando la arena de sílice con nutrientes orgánicos. De esta manera se rellenarán los orificios del terreno con un sustrato nuevo, más suelto y rico, que facilitará la expansión de las raíces. También se puede recebar tras haber escarificado, a la vez que se resiembra, o simplemente para aportarle abono orgánico a la hierba.
Cuándo recebar: en marzo o abril.
Resembrar para restablecer la uniformidad
La primavera y justo después del verano son las mejores épocas para resembrar totalmente el césped, o las zonas de calvas o donde ha perdido densidad, problemas cuyas causas pueden ser varias: la sombra de un árbol, sobrerriego, desgaste por sobreuso, etcétera. Es importante descubrir a qué obedecen para solucionarlo y evitar que se repitan.
Lo ideal es usar maquinaria específica, como resembradoras de precisión. En zonas pequeñas la solución puede ser remover ligeramente el suelo, aplicar sustrato, nivelar y esparcir las semillas. La resiembra también puede efectuarse junto con el recebado. Es recomendable utilizar las mezclas preparadas para resiembra (disponibles en los centros de jardinería).
Para disimular la diferencia de color se deben esparcir las semillas degradando las zonas de transición entre lo resembrado y lo no resembrado. Si las zonas a reparar son extensas se puede valorar la posibilidad de plantar tepes.
Cuándo resembrar: en marzo o abril, y en septiembre u octubre.
Abonar para nutrir la hierba
A lo largo del año, el césped necesita recibir los nutrientes que requiere en cada momento. En la primavera, con la explosión de crecimiento, el abono debe ser rico en nitrógeno. En el momento de la siembra, o resiembra, rico en fósforo (se aconseja aplicarlo cerca de la raíz, lo que se consigue fácilmente tras el aireado o pinchado). Y para afrontar el estrés por altas y bajas temperaturas del verano y el invierno, rico en potasio. También puede ser necesario aportarle determinados micronutrientes, como hierro, etc. En todo caso se aconseja usar abonos NPK equilibrados según necesidades, que harán que crezca fuerte y sano. Existen abonos específicos para césped, que suelen ser formulados sólidos de liberación lenta, que aportan los nutrientes a lo largo de varias semanas o meses (los encontrarás en tu centro de jardinería).
Otra opción es recurrir a un abono orgánico, que además mejora la estructura del suelo y fomenta la tan importante actividad microbiana; se puede aplicar en el momento del recebado. Utilizar un carro esparcidor o abonadora permitirá distribuir el abono o el fertilizante de forma homogénea (en la foto). Una vez aplicado se debe regar. Es importante que el abono sea equilibrado y ajustado a las necesidades de la hierba, pero además se ha de utilizar cumpliendo siempre las indicaciones de dosis y frecuencia recomendadas por el fabricante.
Cuándo abonar: Preferentemente entre marzo-abril y mayo, y entre septiembre y octubre.
Agradecemos a la Asociación Española de Greenkeepers su colaboración en este artículo.
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