Descripción
Por sus cualidades ornamentales, pero sobre todo por sus propiedades medicinales, el Aloe vera, también llamado popularmente acíbar o sábila, se ha convertido en una planta de culto. Esta especie suculenta vive bien en interiores o en una terraza soleada, preferiblemente en maceta de barro, donde puede alcanzar fácilmente medio metro de altura. También se puede usar en los jardines, aunque suelen ser otras las especies más habituales en ellos.
Hojas
Perennes, largas y carnosas, de un verde claro o azulado con un punteado blanco que desparece a medida que la planta crece, las hojas del aloe surgen en forma de roseta espiralada. Están formadas por un corazón mucilaginoso —reserva de agua y fuente de la mayoría de sus numerosas propiedades terapéuticas— recubierto por una capa fibrosa muy amarga y una piel coriácea exterior rematada con espinas en los bordes. Por efecto del sol y la falta de agua, las hojas adquieren una tonalidad rojiza.
Flores
Las flores son pequeñas, tubulares, de un color amarillo; se agrupan formando racimos compactos. Surgen en primavera y verano en lo alto de una vara que sobresale por encima de las hojas. Necesita mucha luz para florecer. Una vez secas las flores, las varas florales deben eliminarse. Al contrario de los ágaves, los aloes no mueren después de florecer.
Cultivo
Como suculenta que es, los enemigos del Aloe vera son el frío (lleva mal las temperaturas por debajo de -1° y el exceso de agua, que le causa pudrición. Necesita sol directo o mucha luz, y tierra de cactus o un sustrato humífero pero arenoso que evite el encharcamiento (una capa de grava en el fondo si está en una maceta). Se plantan en primavera, y se multiplican separando y plantando los hijuelos.
Cuidados
Se debe regar de forma muy moderada en primavera, verano y otoño, siempre dejando que el sustrato se seque entremedias. En invierno no necesita riego. Si se trasplanta conviene esperar 15 días antes de regar.
Usos
En maceta, como planta de interior, balcón o terraza, y en jardines, combinada con otras suculentas, gramíneas y vivaces.
Foto: Mille d’Orazio