Descripción
Su nombre en inglés, ninebark, alude al gran atractivo de invierno de este arbusto nativo de las praderas del este de América del Norte: el sinfín de tonalidades que se observan en las ramas más leñosas al exfoliarse. Pero su interés se extiende todo el año: sus numerosos cultivares lucen un follaje intensamente púrpura o amarillo limón y producen a finales de la primavera corimbos rosa pálido o blancos, que se convierten en racimos de coloridos frutos secos mientras las hojas se vuelven anaranjadas antes de caer. Son plantas vigorosas que crecen rápidamente. Suelen alcanzar entre 1,5 y 2,5 m de altura y extensión.
Estructura, follaje, flores y frutos
La estructura abierta y redondeada de las matas, formadas por largas ramillas que se arquean, y las inflorescencias en corimbo recuerdan las de las Spiraea (espírea, corona de novia), con la que comparten familia: Rosáceas. La exfoliación en largas tiras de las ramas maduras revela capas internas entre rojizas y marrón claro. Sus abundantes hojas, lobuladas y con los márgenes irregularmente dentados, pueden medir entre 3 y 8 cm de largo; verdes en origen, resultan mucho más atractivas las de los diversos cultivares por su coloración roja o acitronada (ver el texto en verde). Los densos corimbos que forman las flores, pequeñas rosas de cinco pétalos, tienen entre 3 y 6 cm de diámetro; su néctar atrae a las abejas y mariposas, en especial la Papilio machaon. Los frutos cuelgan en forma de ligeros racimos que pasan del amarillo al escarlata y el púrpura y proporcionan alimento a los pájaros entre el otoño y parte del invierno.
Cultivo y cuidados
Dan lo mejor de sí en sustratos de riqueza media, ligeramente ácidos, entre secos y medianamente húmedos, pero bien drenados, aunque admiten una amplia gama de condiciones de suelo, incluso difíciles. En su zona de origen crecen a lo largo de los arroyos, en bancos rocosos, lechos de grava y matorrales húmedos. A pleno sol conservan mejor su cromatismo, pero en las zonas de fuerte insolación es preciso evitar la exposición a poniente. Toleran la sequía pero agradecen los riegos regulares, sin encharcar. Pueden afectarlos el hongo oídio y las enfermedades típicas de las rosáceas. Si fuera necesario podarlos para mantener la forma debe hacerse justo después de la floración. Las plantas pueden recortarse cerca del suelo al final del invierno para rejuvenecerlas.
Usos
En solitario o en masa, en borduras de arbustos y setos libres, y para controlar la erosión en las riberas de los cursos de agua. También en grandes tiestos.
* Cuenta con el Award of Garden Merit de la Royal Horticultural Society por sus buenas cualidades jardineras.
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