Descripción
Azul cielo, añil, zafiro, violeta, lila, blanco, incluso rosado y púrpura: los colores de sus pequeñas y abundantes flores hacen de la Lobelia erinus una de las plantas herbáceas más atractivas para el jardín, los tiestos de la terraza e incluso cestas colgantes, dado que existen cultivares péndulos. De origen sudafricano, es una especie que, según la benignidad del clima, puede comportarse como anual o vivaz, aunque lo habitual es descartarla en otoño. Se la considera libre de plagas y enfermedades. Las matas son pequeñas y redondeadas, de 10 a 50 centímetros de altura y extensión. Es una planta tóxica.
Hojas
Las matas están formadas por multitud de tallos herbáceos finos de color verde claro. Las hojas son pequeñas, alargadas y de bordes lisos. Normalmente el follaje apenas se ve a causa de la gran profusión de flores.
Flores
En tu centro de jardinería ya encontrarás cultivares de Lobelia erinus en flor a partir de abril, punto de partida de una producción que no cesará hasta que lleguen el frío del otoño y las heladas. Las flores son asimétricas, de dos centímetros de largo, generalmente simples. Lucen dos pétalos: uno de tres lóbulos redondeados grandes, y el otro de dos lóbulos estrechos y pequeños. Pueden ser monocolores o lucir un ojo blanco. A partir del verano producen abundantes semillas.
Cultivo y cuidados
Vive mejor en una sombra ligera que atempere la fuerza del sol sobre su naturaleza herbácea. La humedad ambiental le resulta muy beneficiosa; el exceso de sequedad, en cambio, puede convertirla en blanco de la araña roja. Prefiere los suelos fértiles, frescos y con buen drenaje, incluso arenosos; le da igual el pH. El riego ha de ser abundante para evitar la deshidratación y el golpe de calor, especialmente si viven en maceta; no se debe dejar que el sustrato se seque del todo. Al regar no conviene mojar las flores. Si se le aplica un abono para plantas de flor durante el periodo productivo, la floración se prolongará. Ella misma elimina las flores marchitas.
Usos
En parterres del jardín, rocallas, jardineras y tiestos colgantes, donde las tonalidades azules, malvas y blancas estas flores producen un agradable efecto relajante.
Foto: Selecta / Grup Roig