Descripción
En los últimos tiempos las strelitzias gigantes han pasado de los jardines y patios de las regiones de clima mediterráneo marítimo a los salones, convertidas en las más espectaculares plantas de interior. La Strelitzia nicolai (en la foto) y la Strelitzia alba o Strelitzia augusta, un poco más baja, recuerdan a los bananeros por sus grandes hojas que se desflecan con el aire o el roce. Estas nativas del sur de África suelen verse formando densos macizos en los jardines de estilo tropical de las áreas sin heladas fuertes (zonas 9-11), incluso en las ciudades (es fácil encontrarla en Barcelona, por ejemplo), donde se adornan de sus grandes flores en forma de pájaro. Son plantas vivaces de rápido crecimiento. Se consideran de fácil cultivo y toleran moderadamente la sequía.
Hojas
En los jardines, la Strelitzia nicolai puede superar los 10 metros de altura, y la Strelitzia alba, los 5-6 metros. Las hojas son enormes —pueden superar el metro y medio de largo por 30-40 centímetros de ancho—, con una nervadura muy marcada y venación pinnada. A realzar su atractivo contribuyen los largos pecíolos, que surgen formando un abanico. El follaje es coriáceo y persistente. Las raíces son gruesos rizomas.
Flores
Las exóticas flores recuerdan la cabeza de un ave tropical por la bráctea horizontal azul casi negro en forma de pico de la Strelitzia nicolai, de la que surgen sépalos blancos con matices rojizos y pétalos azules, o burdeos oscuro en la Strelitzia alba, con pétalos y sépalos blancos. Aparecen de la primavera al verano o en invierno, según el clima, en los ejemplares maduros. Dan paso a cápsulas con semillas. En el cultivo en interiores, estas plantas florecen con dificultad.
Cultivo y cuidados
Pueden situarse al sol, pero a salvo de los rayos potentes de la tarde. Es importante que estén protegidas del viento, que desfleca las hojas. En el cultivo en interiores precisarán un espacio amplio y muy luminoso, fuera del sol directo. Será preciso girarlas de vez en cuando para evitar que se inclinen hacia la luz. El sustrato debe ser profundo (un tiesto generoso y hondo), suelto, algo húmedo y bien drenado. El riego debe llevarse a cabo dejando que la tierra de la superficie se seque entremedias; el exceso de agua perjudica el rizoma. Si se mantienen en el mismo tiesto conservarán su tamaño; para ayudarlas a crecer deberán trasplantarse a uno mayor. Agradecerán las pulverizaciones con agua todo el año, y el aporte periódico de abono, excepto en invierno.