Descripción
Por su blanca floración y su agradable perfume cítrico, la celinda es uno de los arbustos más atractivos de la primavera. Esta caducifolia crece hasta los dos a tres metros de altura y adquiere un porte redondeado gracias a sus ramas arqueadas. Es de crecimiento rápido y cultivo fácil. Resiste el frío intenso y la sequía, siempre que no sea extrema.
Hojas
Las hojas son ovaladas y acaban en punta. Lucen en general un color verde intenso, aunque hay cultivares de follaje verde limón (variedad ‘Aureus’) e incluso variegado. Las hojas caen al llegar el frío.
Flores
Las fragantes flores de la celinda tienen cuatro pétalos redondeados, que rodean el pistilo y un mechón de estambres amarillos. Surgen en racimos terminales hacia finales de abril y duran hasta mediados de mayo e incluso junio, según el clima.
Cultivo
Prefiere un lugar en el sol, aunque también vive bien en semisombra especialmente en las regiones más cálidas. La celinda es una especie rústica que resiste grandes fríos (USDA 5, hasta -29º), aunque prefiere las temperaturas templadas. Una vez arraigada y pasado el primer año, resiste la sequía, aunque en esa circunstancia dará menos flores. En general, necesita riego moderado. Le va bien cualquier tipo de suelo, siempre que cuente con buen drenaje. Puede vivir en maceta, pero cuidando que no le falte agua sobre todo en verano.
Cuidados
Como todos los arbustos que dan flor en primavera, la celinda florece en la madera del año anterior, de modo que, en caso de necesitar poda, habrá que hacerlo una vez acabada la floración; si se podara más tarde se comprometería la del año siguiente. Se multiplica con facilidad por estacas de madera dura. En primavera agradecerá un aporte de abono granulado, y orgánico en otoño e invierno.
De interés
La celinda puede plantarse aislada, en grupo o mezclada con otras especies. Si es en un lugar de paso, mejor, para disfrutar de su perfume.