Descripción
Este árbol de espectacular otoño es tan bello como resistente: es capaz de soportar fríos de -40 grados (USDA 3-10), calor, sequía, contaminación ambiental... lo que explicaría su longevidad (puede vivir más de mil años) y su supervivencia como especie. El Ginkgo biloba es considerado un árbol fósil, un superviviente de la Edad del Hielo sin parientes vivos. Su reserva natural es una zona de China central, donde se han encontrado últimamente nuevas variedades de ginkgos en estado silvestre. Es una especie dioca, es decir con pie femenino y masculino.
Hojas, copa y tronco
Las hojas, parecidas a un abanico, son planas y lobuladas y penden de un largo pecíolo; en algunas variedades presentan dos lóbulos muy marcados, de ahí el nombre biloba. El verde claro del follaje nuevo va oscureciéndose con los meses y vira a un brillante tono amarillo antes de caer en otoño, su momento más espectacular. Hay también ginkgos de hojas variegadas o azuladas.
La copa, columnar cuando el árbol es joven, va ensanchándose con el paso del tiempo. Suelen alcanzar entre 20 y 30 metros de altura. También existen variedades enanas (‘Troll’ no supera el metro de altura), horizontales, columnares y péndulas.
La corteza es de color marrón grisáceo, con surcos y grietas marcados.
Flores y frutos
Las inflorescencias masculinas son amentos amarillos que producen gran cantidad de polen. Las femeninas son solitarias y con un largo pedúnculo; dan lugar a un fruto redondo de olor muy desagradable (contiene ácido butírico). Se suelen preferir los ginkgos machos precisamente por este inconveniente.
Cultivo y cuidados
Puede vivir en cualquier clima, mejor si es templado, y en cualquier suelo, siempre que drene bien. Necesita pleno sol y riegos profundos y espaciados, especialmente cuando es adulto. Resiste la contaminación y el ataque de las plagas. Hasta los 5-6 años crece rápidamente, luego menos. No admite podas; si fuera imprescindible, al final del invierno.
Usos
Puede utilizarse en alineaciones y bosquecillos o en solitario, y también como bonsái.
Foto: Chris Alexander