El bambĂș bajo control
Los bambúes son un grupo de plantas que tienen mucho que aportar a los jardines, pero no es raro ver que emiten brotes en lugares no deseados. Si se plantan en una maceta, pronto la llenan de raíces e incluso pueden llegar a rajarla. No obstante, siguiendo unas simples indicaciones es posible evitar estos inconvenientes y disfrutar de ellos.
La gran cantidad de raĂces y rizomas que emiten los bambĂșes que se cultivan en maceta acaban por colmatar el espacio. Cada 1-2 años se deben extraer para reducir el cepellĂłn al final del invierno. Foto: ShutterstockTexto_ Gilberto Segovia, ingeniero técnico agrícola
La morfología de los bambués es singular. Es normalmente leñosa y está compuesta por dos tipos de tallos: unos subterráneos (rizoma) y otros aéreos (culmo). Los rizomas pueden ser cortos y crecer apiñados y curvados hacia arriba (sinpodiales), o ser largos y horizontales y crecer indefinidamente (monopodiales). De ambos tipos de rizomas brotan culmos, que son las cañas del bambú, estructuras temporales que no suelen vivir más de 4-6 años. Los culmos presentan una gran diversidad de tamaños (altura y grosor), colores, formas, etcétera.
Cómo mantener el bambú
• Riego: Son originarios de regiones con abundantes precipitaciones, por lo tanto necesitarán riego abundante, sin dejar que se seque demasiado el sustrato entre riego y riego. Un buen acolchado con sus propias hojas o con cualquier otro material vegetal ayudará a mantener el suelo húmedo, entre muchos otros beneficios.
• Abono: Son plantas ávidas de nutrientes, sobre todo si se cultivan en maceta. Lo ideal es aportarles abono orgánico al final del invierno y un fertilizante mineral equilibrado al final de la primavera. El exceso de nitrógeno favorece la presencia de pulgones.
• Plagas y enfermedades: Son plantas que no suelen dar problemas de plagas y enfermedades, pero pueden verse afectadas por pulgones y ácaros:
Pulgones: En primavera, con el nuevo crecimiento, es relativamente frecuente que aparezcan colonias de pulgones verdes en la punta de los tallos. Se tratan fácilmente aplicando jabón potásico. Si perduran puede aparecer una carbonilla negruzca, el hongo negrilla que se alimenta de la melaza que segregan los pulgones y que no requiere de un tratamiento especial.
Araña roja: En condiciones de calor y sequedad puede presentarse la araña roja, que se puede controlar subiendo la humedad ambiental (mediante riego por aspersión, por ejemplo). También dan resultado los tratamientos con soluciones de ortiga, cola de caballo (equiseto) o azufre.
• Poda: Según el tipo de bambú y la función que deseemos que cumpla, existen los siguientes tipos de poda:
Bambúes grandes: Los primeros años no necesitan poda. Cada 2-4 años, con un serrucho de jardinería se eliminan las cañas más viejas, muertas o dañadas.
Bambúes tapizantes o enanos: El primer año no se podan para favorecer su implantación. Los años siguientes, al final del invierno, se recortan a ras del suelo para incentivar la renovación y ahijamiento de las plantas. Si se desea una vegetación más compacta y baja se recorta hasta tres veces más por año, eliminando un tercio de la altura de las plantas, de acuerdo al grado concreto de vigor de ese bambú en particular y de lo que deseemos.
Setos y topiarias de bambú: Los setos de bambú se recortan 1-2 veces por año. Suele hacerse en primavera-verano, cuando comienza a detenerse la producción de nuevas cañas; esta operación también se puede realizar con unas tijeras de mano, sin tocar la vegetación ya establecida y dando al conjunto un aspecto menos formal. A la salida del invierno, los setos densos se tienen que aclarar cortando las cañas más viejas.
Control de la altura: Al brotar las cañas nuevas se pueden cortar por la altura deseada. Las ramas densificarán la vegetación, pero se quedarán de ese tamaño.
Despejar de ramillas la base de las cañas: Se podan las ramillas bajas de las cañas si estas son especialmente bonitas o si se pretende conseguir más ligereza o transparencia en la masa vegetal. Se despeja hasta un tercio de la altura de las plantas.
Qué hacer con los rizomas expansivos
Son los bambúes monopodiales los que traen de cabeza a muchos jardineros por sus tendencias invasoras. Existen estas dos soluciones:
• Bloqueo de los rizomas
Se forma una barrera física mediante una lámina de polietileno de alta densidad que se entierra en el suelo de forma que rodee el terreno destinado al bambú. Debe sobresalir un poco por encima de la superficie para evitar que los rizomas la salten. Conviene estar pendientes por si algún rizoma encuentra la manera de burlar la barrera y cortarlo.
• Poda de rizomas
Otra opción es recortar los rizomas en otoño. Para ello se cavará una zanja de 20-30 cm de profundidad alrededor de la masa, eliminando los rizomas que se encuentren. Es una labor pesada y hay que pensárselo dos veces antes de optar por ella. Una manera de aligerarla es mantener la zanja llena de viruta, arena o algún material similar, que facilite el trabajo.
El cultivo en contenedor
Cuando se cultiva en contenedor, el bambú debería recibir abono de forma regular entre marzo y octubre. Se le puede aportar uno orgánico al principio y luego uno mineral, o usar un fertilizante complejo de liberación lenta, tipo azul, que se aplica cada 4-6 semanas (con mayor frecuencia en verano). Los bambúes que se cultivan en maceta generan raíces y rizomas hasta colmatar el espacio (como se ve en la foto de arriba). Para evitarlo se debe extraer la planta y recortar los laterales y la base del cepellón, eliminando una capa de unos 5 cm. A continuación se vuelve a plantar usando arena de río en el fondo de la maceta y sustrato nuevo. Esta labor se efectúa cada 1-2 años, al final del invierno.
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