¿Problemas de drenaje en el jardÃn?
A menudo se dice que es más fácil acabar con una planta por exceso de agua que por defecto. Siendo esto cierto, no deberíamos tomarnos a la ligera los problemas de encharcamiento en el jardín. Las raíces de las plantas, en un suelo anegado, se asfixian al ocupar el agua los poros del terreno donde antes había aire, es más fácil la entrada de enfermedades criptogámicas y, si la tierra se inunda de manera sistemática y permanente, las plantas o el césped acaban muriendo.
Disposición de las zanjas de drenaje en ‘espina de pescado’, es decir una zanja o tubo principal en la que confluyen otros más pequeños. Abajo, colocación de un un tubo de drenaje en un hoyo de plantación. Dibujos: MarÃa Eugenia MasLas principales causas de encharcamiento suelen ser una superficie en la que se acumula agua por un exceso de riego, por ser cóncava o muy llana, o por contar con un sustrato muy arcilloso y compactado. Con frecuencia confluye una combinación de varias de ellas.
Exceso de riego
El exceso de riego es, en principio, el problema más fácil de solucionar. Basta con tener en cuenta el tipo de suelo del jardín y adecuar la cantidad y frecuencia de los riegos a la capacidad de retención de agua del terreno. La situación se complica si el exceso no es de riego sino de precipitaciones, variable que no podemos controlar. En ese caso será necesario trabajar sobre las demás variables: diferencias de nivel, sustrato, etcétera.
Un terreno con áreas cóncavas puede tender a anegarse con regularidad, pero también es fácil ver zonas encharcadas al pie de pendientes o donde un muro impide la natural circulación del agua. En estos casos es conveniente allanar el terreno para evitar superficies cóncavas, pero dejando una leve pendiente que permita desaguar hacia afuera del jardín.
Una medida muy eficaz para eludir los problemas de drenaje es hacer plantaciones en altura mediante el uso de caballones, es decir, hileras de terreno elevado entre las que quedarán surcos a menor altura. En esto, la creatividad es libre: se pueden realizar elevaciones circulares, cuadradas o de la forma que se quiera. Lo importante es que la mayor parte de las raíces queden por encima del umbral que tiende a permanecer encharcado. La propia gravedad ayudará a mantener el aparato radicular de las plantas bien aireado.
Sustrato arcilloso
Los sustratos arcillosos acumulan mucha más agua que los arenosos. La forma de corregir este problema es hacer enmiendas con arena y/o materia orgánica (turba, estiércol, compost). De esta manera mejorará la textura del suelo haciéndolo más suelto, con la doble ventaja de que la materia orgánica cumplirá además la función de abonar. Pero cuidado: la materia orgánica debe representar solo entre un 3 y un 5% del volumen de tierra, no más; asimismo, si se añadiera en profundidad y siguiera fermentando podría llegar a crear un ambiente anaeróbico (sin oxígeno) que asfixiaría las raíces.
Zanjas y tubos de drenaje
Aunque las medidas preventivas siempre son las más deseables, en la práctica es muy común tener que solucionar encharcamientos en jardines implantados hace ya mucho tiempo y en los que hay ejemplares adultos que sufrirían daños o habría que eliminar si se quisiera enmendar o rediseñar el perfil del terreno. Para estas situaciones lo mejor es realizar zanjas de drenaje con una ligera pendiente, que se rellenan con un sustrato con alto porcentaje de arena sobre una cama de grava. Estas canalizaciones no solo sirven para evacuar el agua, sino que ofrecen un sustrato suelto a las raíces, a salvo del exceso de humedad.
La disposición más común de las zanjas de drenaje es en espina de pescado (como en el dibujo de arriba), es decir, una zanja principal en la que confluyen otras más pequeñas. Una opción más estética es introducir en estas zanjas tubos de drenaje que desagüen en un alcantarillado o un estanque. Se trata de tubos provistos de microporos por los que entra el agua sin dejar pasar la tierra.
El proceso sería el siguiente: cavar zanjas, agregar una base de grava que se puede cubrir con un geotextil para evitar que la tierra llegue a los microporos. Colocar el tubo de drenaje, tapar con grava, rodear con geotextil y completar con una mezcla de tierra y arena. La profundidad del drenaje debe estar en función de las especies: unos 50 centímetros para una pradera o unos arbustos; un metro si se trata de árboles.
LA ELECCIÓN DE ESPECIES
La elección de las especies a plantar también es importante a la hora de evitar los problemas que derivan de un mal drenaje. Buscar plantas adaptadas al clima y las características del terreno evitará muchos quebraderos de cabeza. Árboles como los sauces, olmos, fresnos, nogales o robles resisten bien los suelos que se inundan. Entre las herbáceas se deben escoger las que prefieren los suelos arcillosos y las de ribera, como las que suelen plantarse junto a estanques o cursos de agua: calas, juncos, Scirpus, algunos lirios, etcétera (ver el listado de especies acuáticas en Fichas de plantas).
Información relacionada:
• Las zonas difíciles del jardín: ¿qué hacer en ellas?, Verde es Vida nº56, página 54 (ver en la web)